Un día en... París
Hotel Costes K.
El español Ricardo Bofill diseñó este hotel de estilo posmodernista, situado a 100 mts. del Trocadero y de la torre Eiffel, contemporáneo y armonioso en una sutil mezcla de piezas de diseño y auténticas obras de arte.
8:30
Hace frío en esta mañana de Febrero, frente al hotel está el bistró Le Magdebourg, un espectacular croissant con mantequilla, junto a un café con leche hirviendo nos entonan para el apasionante “vía crucis” parisino.
9:00
Un paseo, y le damos los buenos días a la torre Eiffiel, recreamos nuestra mirada con una sosegada visión del símbolo de la capital e impregnamos nuestra retina con la esencia que nos acompañará el resto del día, 200 metros hasta el Palacio de Tokio.
En su ala izquierda esta el Museo de Arte Moderno de la ciudad, construido para la Exposición Universal de 1937 a orillas del Sena. Los principales artistas europeos del siglo XX, están representados por su obra, desde el Fauvismo y el Cubismo hasta el Nuevo Realismo, Matisse, Dufy, Picasso, Braque, Bonnard, Modigliani, Fautrier, Delaunay, Léger...
10:30
Es pronto para un Domingo de Invierno, París todavía parece dormida y el metro circula bajo mínimos, lo cogemos en Léna, un trasbordo en D. F. Roosevelt y en siete estaciones nos arroja a la gran explanada del Gran Arco de La Defensa, monumental cubo de mármol de Carrara y granito cubierto de placas de vidrio.
Unos ascensores panorámicos permiten visitar la última planta y el mirador instalado en el exterior, la vista se pierde con una espectacular perspectiva de los Campos Elíseos.
12:00
Es hora de oler el Sena y mirarse en sus aguas. Uno de los puentes más viejos y entrañables de París es el Pont Neuf, puente íntimo y acogedor, con unos ojos laterales por cuya ribera transitable, París entero se pasea... y se detiene, 100 m2. de cobijo en sombra, testigos de apasionadas escenas de Amor.
13:00
Frente al puente, en el nº 1 de la calle del mismo nombre, está el restaurante Kong, obra del diseñador francés Philippe Stark, dicen que el más “Cool” de la ciudad. Cool o no, la terraza acristalada del Comedor en la última planta del edificio Kenzo, es una fantasía hecha realidad, con vistas al Sena, a la impresionante marquesina de acero negro de la sede de Louis Vuitton y a un mundo cinematográfico de tejados y buhardillas. Además se come bien, por un precio “razonable”.
16:00
Es hora de callejear un poco.
En este caso, no son las calles las que nos atraen sino una plaza, la “Des Vosges” la más antigua de la ciudad, cuadrada de 140 m. de lado, con arcadas perimetrales y un sobrio y elegante jardín en su corazón, construida sobre el desaparecido Hotel de los Torneos.
El recuerdo de Víctor Hugo o Richelieu quedan latentes como dos de sus más ilustres vecinos. A la altura del nº 1, salida porticada hacia la Rue de Birague, está el café “La place Royale” en cuya proximidad algunas tardes una joven soprano deleita a la concurrencia con un atractivo repertorio de arias operísticas.
17:30
Mil metros de embriagador paseo hasta el Centro Pompidou, espectacular edificio obra de los arquitectos Enzo Piano y Richards Rogers. De estructura industrialista y funcional, conductos y escaleras, visibles desde el exterior.
Polémico en su momento, hoy es reconocido y admirado como uno de los primeros edificios de la arquitectura High-Tech, en el interior ya nos lo podemos imaginar... sin comentarios, aconsejable al cien por cien.
20:00
Alcanzar el Barrio Latino es tarea fácil, recordar los relatos de Cortazar, Vargas Llosa o Hemingway, es andar de café en café, de plaza en plaza hasta los jardines de Luxemburgo y mas tarde al anochecer prolongar el paseo hasta el boulevard Saint-Germain y entrar en el Café de Flore, acariciar los cantos erosionados de las mesas, desgastados por horas de descanso o ardientes tertulias de apasionados antepasados.
Después, cruzar el boulevard y cenar en la Brasserie Lipp, buscar tu imagen reflejada en los enormes y envejecidos espejos, codo con codo con tu vecino de mesa, dando buena cuenta ambos del codillo con col agria que hiciese las delicias de la “niña mala” de Don Mario.
23:00
Hace frío y es tarde, pero con un taxi a mano todo es posible, y París, bien vale un esfuerzo. Cruzamos la ciudad y volvemos al distrito de Marais, el Bar de moda es el del Hotel Murano Urban, impresionante ambiente, música trepidante y contagiosa, cócteles sorprendentes como la ceremoniosa degustación triple de vodkas, más tarde piano de cola y sonetos.
02:00... (del día siguiente) Caemos como benditos sobre el nórdico de plumón de oca, intentando asimilar tan maratoniana jornada.
Buenas noches y hasta dentro de un rato.
Alfredo, dura, !!durísima!! la vida del turista. Bajo los techos de París, los bulevares o los tópicos puentes del Sena en febrero o cuando sea, y encima repasando virguerias de arquitecturas novedosas....te comprendo, agotador y abrumador.
ResponderEliminarAyyy, bienvenido adredón de plumas, sean de cisne o de oca para el sublime "foie" que hasta el pico aprovechan para hacer peines los "gabachos" Ojo, tengo yerno bretón, así que estoy al tanto de la jugada.
No te quejes, ya hablaremos.
Qué linda manera de viajar! :D
ResponderEliminarun abrazo y gracias por dejarnos acompañarte.
Añado !Oh Lala París!!!
ResponderEliminarSe nota que te va la arquitectura, el interiorismo, se nota en los encuadres, ángulos, en los temas, en la extrema sensibilidad de las fotos.
Hay una de una fachada de oficinas con ventanales y gentes que me fascina, casi idéntica a otra que disparó mi marido en Berlín, la suya nocturna.
Ens veiem!!!
Paris,
ResponderEliminaruna ciudad preciosa para pasearla, para contemplarla y para fotografiarla.
Hay dos cosas que no me gustan de Paris, el clima, demasiada lluvia y demasiado frio.
Y los parisinos, que no son demasiado simpaticos ni amables, en general.
En todas partes cuecen habas y no se debe generalizar, lo sé, pero esa es la impresión que tengo.
A pesar de ello, no me importaría volver y de hecho lo tengo apuntado en mi lista.
Ya he visto el regalito que me has dejado en el blog de Maria José, y ya lo he cumplimentado y compartido.
Un besito
Que maravilla, he hizo recordar el viaje que hicimos con un frio tremendo, nieve, con lo que odio eso, pero en contrapunto la maravilla de lugares.
ResponderEliminarUn buen un dia bien movido el que realizastes esta visita.
Primavera
me encanta viajar contigo...
ResponderEliminar...es que París , fue, es y será una fiesta. Un día alguien desde el Pont Neuf me tiró un beso. Tengo una hoja seca en un libro de los árboles del Sena y el sueño que no quiero realizar de conocerla. Quizá no vaya nunca, por eso, de no perder la ilusión.... Bueno, no!!! me arriesgaré, después de leerte lo haré. Me llevas contigo y Pilar??? ajaja
ResponderEliminarSe me abrieron de nuevo las ganas de visitar Paris, me gusta tanto que hasta paso de los parisinos que son un poco serios, pero no desagradables.
ResponderEliminarAunque mi itinerario empezaria por un lugar con menos estrellas, debido a mi economía de guerra, sí que disfruto mucho de los paseos, los puentes, los museos y el ambiente en general... París me pone romántica.
Un paseo estupendo, tomo notas para mi próxima escapada.
Un beso, Alfredo.
Ah disfruté mucho también con las fotos del Slide.