Este jueves, relato: "Leyendas de mi tierra"
Valencia, 1940 - El hombre del
saco
Entre ruinas, el año estrena invierno.
La ciudad se recupera lentamente de las heridas de una guerra que ha enfrentado
a familias y amigos. Una guerra estúpida e injusta que sufren todos, indistintamente
del color de su conciencia.
Toni tiene 12 años, vive en un
pueblo próximo a la capital. Ha oído hablar de ella, de sus amplias calles y
frondosos jardines. Como también sabe, que al final de esas calles y jardines,
cuando acaban las casas, hay un mar grande y azul. Y más allá, un paraíso al
que llaman América. Un día al salir del
colegio, decidió que iría a ese paraíso, se haría rico y volvería con fortuna
suficiente para aliviar la penuria de sus padres.
Ese día era tan bueno como
cualquier otro para escapar de casa. Escondido en un vagón de cercanías, cubrió
su primera etapa hasta la estación de la capital. Salta al andén y busca la
salida, al tiempo que queda impresionado por la magnitud del edificio y la
multitud de viajeros que trajinan de aquí para allá con sus maletas de cartón. Al
instante recibe el mayor impacto visual de su corta vida: Las calles sin final,
las avenidas de suelo gris, los tranvías, las fincas con sus incontables pisos,
coches y más coches. Si aquello no era América, debía de parecérsele.
Esa primera visión, tal como
se iba perdiendo entre callejuelas, le dibujó una realidad diferente, tan
impactante como la primera, pero oscura y siniestra. Buscando el mar, se hizo
de noche. Tal y como se distanciaba de la estación se sentía más envuelto en el abandono, el
hambre y el frío. El mercurio descendía impasible y buscó refugio hasta el
amanecer.
Su sueño estaba a punto de terminar.
Las horribles gárgolas que coronan La lonja de la Seda, llamaron su atención. Agazapado,
veía perplejo en las esquinas del singular edificio, aquellos fantasmas de piedra que, descarnados, colgaban desafiantes. Ensimismado no notó sobre su hombro la
presión de aquellas manos que sujetaban, una, un afilado cuchillo, y la otra,
un enorme saco de arpillera.
Pobre chico, no conocía la grandeza de la ciudad ni tampoco ese submundo en que se encontró, cayendo víctima del legendario hombre del saco.
ResponderEliminarAbrazos.
ufff...lei tu relato y fui a buscar al google la leyenda para saber un poco mas y...quedè impactada con la historia real de donde proviene esta leyenda..Ya no asustaré mas con eso del coco...quizàs tenga una .historia parecida...bss
ResponderEliminarEscalofriante relato. El chico en su tierna inocencia jamás pensó en los peligros que estaría expuesto. Muy buena la trama, Alfredo.
ResponderEliminarBeso
El hombre del saco era la bestia negra de los niños de la época.
ResponderEliminarHola Alfredo:
ResponderEliminarA mi también me amenazaban con el hombre del saco, hasta que vi una película, SE llamaba "el fatnasma de la ópera" y desde entoces el pobre hombre del saco me pareecai un poliichinela. El que me horrorizaba de veras era Hardy Kugger.
Un relato entrenido que hace recordar teimpos viejos. Un saludo.
Por mis tierras también llegó esta leyenda "El hombre de la bolsa"... pero creo que cuando se es niño se subestiman muchas cosas.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu relato Alfredo.
Un beso.
Cuantas veces habré escuchado eso de "A dormir o el hombre del saco vendrá"... era un ser que nos imponía de niños... Tu relato me ha gustado mucho, Toni solo salió para poder dar una vida mejor a los suyos, para poder ver el mundo que hay más allá y encontró mucho más... he podido sentir esa mano a su espalda... Muy bueno, me ha encantado Alfredo.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar de este jueves especial, por el relato, por el ánimo... gracias!
Muchos besinos...
Me ha encantado... el suspense del final, el famoso hombre del saco con el que nos asustaban a los niños...
ResponderEliminarMe he ido imaginando a ese niño que escapo de su casa buscando conocer el mundo.
Precioso tu relato...
Muchos besos, Alfredo.
Es muy descriptivo el sentir de ese niño sitiéndose libre en un lugar enorme y desconocido. La realidad puede ser terrible cuando solo se tiene inocencia.
ResponderEliminarTambién yo crecí con ese terror hacia el hombre del saco. Las noches, a veces, se dormían envueltas en pesadillas.
Muy bueno, Alfredo.
Un abrazo
¿Quién no ha oído hablar del hombre del saco? Sobre todo las que tenemos una edad? Esa criatura huyendo de la pobreza, encontró algo peor; pero cuando uno no tiene nada, no tiene nada que perder, como está pasando en nuestros días.
ResponderEliminarMe gustó tu relato.
Un abrazo
Una amenaza real, que existió, que se convirtió en un ser de leyenda, para atemorizar.
ResponderEliminarBuen e inquietante relato.
Saludos.
Hola Alfredo, sigo los pasos de los Mitos y Leyendas de este jueves...
ResponderEliminarMe dio mucho gusto conocer tu espacio, y conocer está leyenda. En mi tierra siempre se le dice a los niños: "El Coco te va a llevar"... Si se portaban mal..
Y en mi pueblo en particular había un señor que siempre llevaba un saco a la espalda, un ermitaño a quien los niños le temían...
Recuerdo que cuando eramos niños, mi hermano y yo presenciábamos cómo otros niños corrían al verlo venir, y nosotros sin entender por qué huían. Lo veíamos como un señor normal... jajaja Dios, que divago jajaja
Me gustó mucho tu relato juevero, tétrico, pero a la vez tiene un algo que no sabría explicar...,
Y gracias por participar de esta convocatoria. Es muy especial para H...
Un saludo, y por aquí me instalo con tu permiso...
La realidad puede ser terrible cuando se es niño. No sé si fui afortunada, pero nunca me asustaron para ir a cama
ResponderEliminarMe has dejado la piel erizada.
un beso, Alfredo
No me hagas eso, Alfredo. He pasado miedo con esta lectura terrorífica porque se intuye y se teme que el título del relato se justifique... Y, ¡zas! Qué final! Un abrazo.
ResponderEliminar¿Quien no se ha cruzado de acera en su niñez al ver venir a algún extraño, sobre todo si portaba algo parecido a un saco?. Consecuencias de una forma de reclamar obediencia de los niños por medio del miedo. No sé si existió realmente un personaje tan siniestro pero era protagonista indiscutible de muchos insomnios infantiles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Terrible terminar el sueño de una vida mejor de esa manera. La realidad siempre supera a la ficción.
ResponderEliminarNo conocía los acontecimiento reales que dieron lugar a esta leyenda tan conocida.
Me ha gustado como lo has contado.
Un abrazo.
Que miedo! y que recuerdos a mi también me asustaban con el hombre del saco, aquí como dice una canción de Serrat se le da este papel al "drapaire", así que mi hija la mayor cuando sentía la campanita del trapero no veas como se ponía......tuve unos problemas para hacerle entender que no se la iba a llevar. Magnifico relato.
ResponderEliminarQué maravilla de texto y qué horrible la leyenda. Yo creo que en más de un sitio se hacía desgraciada realidad...a mi me tenían prohibido en Murcia salir en la siesta o a determinadas horas por ese motivo...
ResponderEliminarQué bien relatas en dos trazos de buen pintor esa España negra, esa sensación de amplitud del principio y esa negritud del final...
Un relato grande en todos los sentidos.
Un fuerte abrazo
Una leyenda que trasciende fronteras, con distintos nombres. El hombre de la bolsa, debe haber sido el la piedra fundamental de tantos de mis miedos. Eso en cuento al contenido de tu relato. En cuanto al continente, es decir la forma en que está relatado, qué decir para no repetirme! Excelente, impecable, envidiable (te aseguro que trato que sea de la envidia buena, jajaj)
ResponderEliminarbesos