Este jueves, relato: Miradas
Mi mirada se fija en el cristal y su imagen se dibuja frente a mis ojos.
Es nítido su contorno, y su inexistente volumen acentúa un falso gesto en dos
dimensiones.
Pura fachada. Un mar de dudas. Un valle de desconciertos. Es la misma
de siempre. Pero... ¿Qué sé de él? Siempre me confunde, me seduce con sus
frescas facciones oliendo a temprana ducha de agua fría. Quiero acercarme a él,
y él se deja lo que se deja, todo y nada. Quiero conocerle mejor, y él me
enseña solo mi cara, lo demás no existe. Imploro,
ruego, demando, suplico y mi seriedad se ve amenazada por una cruel e irónica
risotada y, a continuación... me da la espalda.
Mañana de nuevo, frente al
espejo, me pediré explicaciones, una vez
más mientras esté delante:
-Por favor
desnuda tu alma ¡Quiero conocerte!
Interesante pedido. No es fácil conocerse a si mismo.
ResponderEliminarDiálogos matutinos con el espejo, los hay para escribir un libro.
ResponderEliminarPobre espejo. No sé que hacer tras leerte, tal vez daré un beso al de mi cuarto de baño.
ResponderEliminarGrande, amigo. Abrazos.
Muy bueno tu relato, y mu ameno...
ResponderEliminarLa mirada ante el espejo, esa mirada que busca, pero que no termina de conocerse...
Muchos besos
Es muy difícil conocer a la persona que te acompaña a diarIo. Y es más dificil todavia conocerlo con una miracda.
ResponderEliminarSeguro que se necesitan, otras muchas cosas. Un saludo cordial.
Me encanta el enfoque que le has dado al tema, quien no se ha mirado delante del espejo preguntándose quién es esa persona que te mira tan atentamente como tú a ella. Hay una teoría que dice más o menos que el conocimiento de nosotros mismos se divide en cuatro parte:
ResponderEliminar1: La que todos conoces y uno conoce.
2: La que todo conocen y uno desconoce de sí mismo.
3. La que uno conoce y es desconocida para el resto.
4. La que todos desconocen, incluso uno mismo, jejeje, esta es la más inquietante y estoy convencida que es la que nos mira desde el espejo.
No logro recordar de quien era, pero visualizo el esquema en la pizarra en clase de psicología evolutiva perfectamente, y esa parte 4 siempre me ha dado miedito! Miles de besossssssssssssss.
Siempre nos falta algo para terminar de conocernos. El espejo invita a vernos como en realidad somos, pero el secreto es que nuestra mirada quiera hacerlo.
ResponderEliminarExcelente relato! Un abrazo.
Ese espejo que nos engaña o nos ignora. Tenemos quizá miedo a profundizar por no conocer o por no reconocer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece una búsqueda interior.
ResponderEliminarUn abrazo.
Será que tengo fijacion por los espejos, ese buscarse sin acabar de encontrarse dia tras dia, esas preguntas, ese soliloquio...Que maravilla.
ResponderEliminarUn beso
Que dificil es ser sincero con uno mismo. El espejo nos devuelve una realidad que muchas veces no queremos reconocer, hablar con él todavía es peor.
ResponderEliminarMagnifico Alfredo, ¡que bien expuesto y que bien contado!
Un abrazo
Lindo y perspicaz texto. El espejo dicen por ahí, es el reflejo de nuestras vicisitudes.
ResponderEliminarUn beso
Es como una búsqueda interior, pero quizás no se está del todo preparado para recibir las respuestas a las no preguntas, muy bello, un placer
ResponderEliminarA veces ese encuentro se posterga indefinidamente... muy buen giro final que nos pone frente a otros ojos que no eran los que al inicio esperábamos ver
ResponderEliminar=)
Qué difícil es a veces llegar a mirarse uno mismo y llegar a fondo.
ResponderEliminarExcelente relato, -como siempre- que mantiene la intriga hasta el final.
Besos!
Gaby*
Enfrentarnos a nosotros mismos siempre es complicado por la parte que conlleva conocernos realmente... mirarnos al espejo interior es un ejercicio que nunca se lleva hasta al final.
ResponderEliminarGracias por participar con este texto que nos lleva a la reflexión
Besos!!
Una búsqueda infructuosa hoy, mañana ya se verá. La forma en que lo has escrito, deja sentir el desasosiego del protagonista, eso me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfredo, a mí me va dando un poco de reparo mirarme al espejo, ni siquiera para intentar conocerme un poco más. Canas, ojeras, arrugas y todo lo demás, hacen que se me quiten las ganas. No, en serio, no es fácil conocerse a sí mismo ni creo que el espejo sea el mejor instrumento para ello.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Breve, impecable, genialMe encantóleerte de nuevo. Un abrazo Alfredo
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