Este jueves, relato: Argumentos Oníricos.
Dormido, me deslizo
hacia un lateral de la cama, y apoyando los pies en el tibio parquet me incorporo lentamente. Me adivino paseándome en la penumbra que cubre el recorrido hasta el
balcón. Mi primera visión se detiene ante un espantapájaros, vestido con mi
ropa de ayer. Lo intuyo en la oscuridad de la habitación, acaricio sus hombros
que reflejan las luces que se cuelan desde el exterior. Erecto, suficiente,
ordenado, arriba esto y debajo lo otro.
El extraño maniquí, al que siempre le ha
faltado el sombrero de paja, me saluda ausente, descabezado, parco en palabras.
Lo suyo no es la interlocución. Solamente una vez, en un alarde de locuacidad me
confesó que su fuerte era vigilar mi sueño, testigo del paseo de mi alma hacia el
balcón.
El objeto no tenía nombre, en el onírico
mundo de mi inexistencia no hacía falta, sólo vigilaba. Su sexto sentido era
suficiente para identificar y señalar cada uno de los misterios de aquel
rosario en blanco y negro que guiaba mi sueño.
Suena el despertador, son las siete, como
cada mañana deslizo mi cuerpo hacia el lateral de la cama y apoyando los pies
en el tibio parquet me incorporo. Misteriosamente tropiezo con el galán de noche que dejé al acostarme en
el otro extremo de la habitación. ¿Se habrá movido solo?
Algunos de mis sueños tienen el comienzo de que me levanto de la cama. Interesante personaje.
ResponderEliminarBuenos días, Alfredo:
ResponderEliminarGran relato el que nos regalas.
La figura del “guardián de sueños” es muy sugerente, me deja preguntándome si lo protege a él o a sus sueños.
Llego a tu blog a través de El Demiurgo.
Un abrazo, Alfredo.
Muy interesante tu relato y muy interesante también ese personaje que nos has mostrado.
ResponderEliminarQuién sabe lo que pasa cuando dormimos? Todo es misterio.
ResponderEliminarUn hermoso sueño, ese galán tomando vida de un espantapájaros debió de ser genial. No se sabe, tal vez si se movió; pero de una manera u otra, hizo que te lo pasaras bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Exquisito relato el tuyo, sin necesidad de artificios raros, ni cargando las tintas de lo absurdo.
ResponderEliminarMe ha encantado. U saludo muy cordial.
Bastante inquietante ese personaje que guarda los sueños... en verdad, no quisiera encontrármelo al pie de mi cama. A la par de eso, tu relato sabe cómo adentrarnos en esos rumbos confusos y misteriosos que recorren nuestros sueños. A veces, es muy fino el hilo que los separa de la realidad, por lo que... sería difícil saber si se ha movido solo, o no...
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
A mi ese personaje onírico se me hace bastante siniestro... Creo que esta noche no duermo D:
ResponderEliminarUn beso!
Qué miedo! si me levanto por la mañana y me choco con el galán (menos mal que no tengo) que estaba en la otra punta de la habitación, me da algo!
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
Un beso
Demuestras con tu relato que no son necesarios grandes artificios para inquietar y atemorizar, sino manejar con soltura y maestría unos pocos y simples elementos.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un fuerte abrazo, Alfredo.
Yo cambio el galán de noche de sitio después de leerte Alfredo, eso es fijo. Muy bueno.
ResponderEliminarBesos.