Este, jueves relato. Me perdí en la Noche
La noche... que
larga es la noche.
No era la primera vez. Aquella noche me perdí queriendo. La buscaba con
la inconsciencia que dan unas copas de más. Fantasías en las que se respira el salitre que despide la proximidad del Mar.
Me veía en
sepia, perdidamente perdido. Horas de vanidades y cobardías disfrazadas. Horas de
mirar por encima del hombro y abrirse paso a empujones. Horas falsas como la
falsa moneda, y sin embargo… la buscaba.
Aún no eran las
dos de la madrugada, y ya empezaba a hablar solo.
-Por aquí no
pasa un alma- me dije.
El silencio me
abraza y a veces se transforma en miedo y pesa. No había nadie con el que
presumir, seducir o intentar engañar. Ya no era el más fuerte, el más rápido.
Me quedé quieto paralizado, echándome un pulso a mí mismo, que obviamente iba a
perder.
Expuesto en la
oscuridad, imaginé la escena perfecta, la más cáustica. La ironía más agónica.
La necesidad más feroz, dependiente y comprometida. Incluso vi páginas en
blanco para mancharlas a su propio gusto.
Fue entonces
cuando me tocó en la espalda y me susurro:
-Colega… ¿Unos
gramos?
¡Mierda! Que de esas noches, de esos colegas, esta plantado en cada esquina del planeta.
ResponderEliminarDeteriorando, la noche, la vida, y ni un amanecer para disfrutar le quedan.
Yo me perdí para un lado y me hiciste revirar para otra perdida.
Gracias por acompañarme Maestro:)
Un abrazo.
Hay de todo en el mar de noctámbulos...sobran los malos y escasean los buenos, pero es surtido el desfile jejej
ResponderEliminarUn abrazo
He disfrutado leyendo la descripción que haces del protagonista, me ha sorprendido el golpe de efecto con el que acabas.
ResponderEliminarUna noche interesante.
Por una mujer, por una copa, por un amigo perdido, pero ¿por unos gramos?. La noche merece mejores interpretes.
ResponderEliminarDicho esto: me gustó mucho tu entrada.
Un abrazo.
Cuando la noche es larga, se suele perderse a como dé lugar.
ResponderEliminarMe gusto tu relato!!!
Cariños…
pienso lo mismos que Juan L. Trujullo. A mi tu entrada me ha parecido parte de una obra literaria de nivel
ResponderEliminarSaludos
Un relato crudo y real a la vez. Has sabido llegar al final dando una impresión diferente de la conclusión del tema. Realmente bueno Alfredo
ResponderEliminarSaludos
Una pena que haya personas que se pierdan de esta manera en la noche, con drogas que les hacen perder el control y la conciencia. Muy bien descrito. Un beso.
ResponderEliminarY si, por unos gramos hay muchas almas perdidas en la noche. El alma perdida domina mente y voluntad. Fue un placer leer tu aporte.
ResponderEliminarSaludos
Esas noches en las que tientan los vicios, nos agarran endebles a todo como si la oscuridad invitará a probar, tan solo uno más, un poco, solo por hoy...
ResponderEliminarExcelente relato con un final que arrasa.
Un abrazo.
Te confieso que el final me ha resultado sorpresivo, pero hasta llegar a el relatas de una forma impecable la magia de ciertas noches.
ResponderEliminarHe disfrutado leyéndote, Alfredo
Vaya susto, el miedo paraliza, y la noche solitaria más. Lo has llevado muy bien con esa vertiente poética.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay noches y noches... y esta que describes, tiene una carga pesada, que esclaviza, que se eleva a confines bastante inciertos. Lo que sí es cierto, es que nos has hecho penetrar en esa densa oscuridad a través de tus letras.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
A veces la soledad te hace buscar la compañía más indeseada! Excelente relato Alfredo.
ResponderEliminarUn beso
Excelente relato!
ResponderEliminarEl final no lo esperaba y la verdad, perdido en una ciudad de noche, no puede ser más real o surrealista....
Un abrazo.
Hay búsquedas que nunca terminan, hay vacíos que nunca se llenan.
ResponderEliminarUn buen relato.
Saludos.
Cuando uno se siente vacío es capaz de entregarse a cualquier cosa y como no a la tan temida droga que nos hace olvidar aquello que tanto buscamos y ansiamos. Me llene de tu noche y la compartí. Un besote
ResponderEliminarA veces buscamos la noche para intentar recomponer el puzzle de nuestra existencia y a menudo comprobamos que nos faltan algunas piezas, que otras no encajan bien y eso, nos causa pavor y miedo. No es extraño que sintamos la tentación de caer en el paraiso artificial de la droga.
ResponderEliminarNo me gustaría sumirme en esa noche que nos has descrito de una manera genial.
Un abrazo.
Noche oscura, trancionera, sucia y mezquina, como tantas tentaciones. Laberinto eterno que en todo caso termina en un pozo. Tus letras caminan con toda la intención del buen hacedor hacia un final que descoloca y valga la expresión.
ResponderEliminarbesos, alumno... ;)
Gracias Maestra...
Eliminarcreo que voy a resumir mi comentario con un 10, un diez...
ResponderEliminarasí, a palo seco...
medio beso, alfredo.
Inquietante y demoledor relato. La noche como paralelismo de la adicción, a cada cual más oscura. Estremecedor.
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