Esta plaza ubicada en el barrio de Gracia de Barcelona es un lugar nostálgico en el que a uno le gustaría que todas sus ilusiones se cumplieran. Tal vez, para compensar los desdichados avatares de sus dos entrañables protagonistas, el Quimet y la Colometa.
...olas que vienen, olas que van. Al final nadie es dueño de las aguas ni de las arenas que mueve el viento, o como dicen, las cosas son de quien las disfruta, lo que no deja de ser una bendición.
Una playa, a mi modo de ver, no se debería comprar. No hay dinero en el mundo capaz comprar los espacios que nos brinda la naturaleza. por desgracia, para algunos la historia es diferente: compran islas, montañas, bosques, lagunas y los hacen suyos, cuando deberían ser patrimonio de la humanidad y antes que nada de la naturaleza en sí...
Me gustan las arenas libres... al viento, al sol, a la lluvia que las humedece, a los niños que con ella juegan... Me gusta el mar inmenso, tan dado a aquel que sumergirse quiere, a nado, en bote, en sueños. Demasiada inmensidad para que tenga dueño (pero... a veces se vende y compra sin saber que los sueños que deamabulan en el paisaje nadie puede pagarlos). Otra cosa... atenta a tu pedido, hice algunas modificaciones en la letra de mi blog, espero que ahora se porte bien contigo y no te haga fruncir la nariz por ningún esfuerzo) ;) Besos! Gaby*
...olas que vienen, olas que van. Al final nadie es dueño de las aguas ni de las arenas que mueve el viento, o como dicen, las cosas son de quien las disfruta, lo que no deja de ser una bendición.
ResponderEliminarmuy ocurrente participación.
besos
No habría plata para comprar mi playa. Un beso.
ResponderEliminarMientras no la llenen de apartamentos de cincuenta pisos... todo va bien.
ResponderEliminarBeso con chancletas.
Yo sería capaz de comprarme una playa para vivir mis sueños y estar en paz.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarlo que se vende, no se recupera y si se nos devuelve, nunca será lo mismo.
=)
Afortunadamente, que estos bienes son de todo el mundo, al igual que el aire, las nuves el viento y como no, los rios y las playas.
ResponderEliminarSaludos!!!
Que suerte que son todas nuestras (mentira) hay algunos que las tienen propias.
ResponderEliminarUn abrazo Maestro:)
Una playa, a mi modo de ver, no se debería comprar. No hay dinero en el mundo capaz comprar los espacios que nos brinda la naturaleza. por desgracia, para algunos la historia es diferente: compran islas, montañas, bosques, lagunas y los hacen suyos, cuando deberían ser patrimonio de la humanidad y antes que nada de la naturaleza en sí...
ResponderEliminarUN abrazo!
Breve y diáfano el mensaje, hay cosas que si nos desprendemos de ellas, nunca rentabilizaremos el beneficio, si es que hay alguno.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me gustan las arenas libres... al viento, al sol, a la lluvia que las humedece, a los niños que con ella juegan... Me gusta el mar inmenso, tan dado a aquel que sumergirse quiere, a nado, en bote, en sueños.
ResponderEliminarDemasiada inmensidad para que tenga dueño (pero... a veces se vende y compra sin saber que los sueños que deamabulan en el paisaje nadie puede pagarlos).
Otra cosa... atenta a tu pedido, hice algunas modificaciones en la letra de mi blog, espero que ahora se porte bien contigo y no te haga fruncir la nariz por ningún esfuerzo) ;)
Besos!
Gaby*