Este jueves, relato. "Cementerios"
París, bien vale una misa…
aunque sea de difuntos.
Miles de pájaros anidan sus árboles
y el aire se llena de una música que aturde. A primera vista, o más bien a
primer oído, los cantos se mezclan, fundiéndose en una cortina musical de
difícil ubicación.
Es cuestión de Fe… y de
concentración. El paseo por una de sus grandes avenidas es lento y
trascendente. Gris y húmedo, porque en París casi siempre llueve; y esa
llovizna tan parisina templa la emoción. Lo justo para escuchar el trino de un
ruiseñor o a la golondrina, que de lejos cuchichea: “je vois la vie en rose. Il
me dit des mots d'amour”
A las avenidas le siguen
estrechos y sinuosos caminos. Las tórtolas resabiadas permanecen en las alturas
lejos de los ejércitos de orondos gatos que desean amarlas hasta la muerte. Entre sauces y limas, un
cansino y psicodélico eco repite: "This is
the end beautiful friend. This is the end, my only friend, the end”
El entorno es frondoso,
natural, y un moho regado de rocío vespertino se pega en la punta de los zapatos
al paso entre ángeles de carrara y águilas de travertino. Es entonces cuando un
coro de búhos ulula con esencia andaluza: L'amour est un oiseau rebelle que nul ne peut apprivoiser, et c'est bien en vain qu'on
l'appelle, s'il lui convient de refuser!
Ya ha anochecido. Inicio el
regreso por la Rue des Rondeaux y siento en mi espalda la presencia de las
almas inquietas de La Môme, el inefable Jim, y el errante Bizet… entre otras
muchas.
Nunca olvidaré este lluvioso
día, bebiendo la vida de los muertos que ponen música a los pájaros de Père-Lachaise.
Me gusta tu relato Alfredo. Haces una buena descripción del lugar y del regreso. Me ha gustado. Saludos
ResponderEliminarNo me extraña que te haya salido un texto tan bello. Sí, permite que lo repita porque se lo vale: bello.
ResponderEliminarEl aura de los Campos Elíseos parece desprenderse de tus líneas. Enhorabuena.
Un saludo
Un texto muy hermoso.
ResponderEliminarBesos.
Conozco ese cementerio, Es todo un poema, iigual que tu texto. Hermoso. Brillante. Te felicito, amigo.´
ResponderEliminarÁ la prochaine...!
Bises.
Confieso que no me gustan los cementerios, Alfredo, aunque de unos años para acá constituye para mí un lugar de serenidad y paz. Sin embargo, me he deleitado, he disfrutado paseando contigo y oyendo a los pájaros entonar frases hermosas que he tenido que traducir, porque mi francés es nulo. El retorno al atardecer te aseguro que lo hubiera hecho muy deprisa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Bello relato, que huye del tremendismo en el que se puede caer, escribiendo sobre esta tema.
ResponderEliminarLa luminosidad de la prosa, borra las sombras de estos tristes parajes.
Un abrazo.
Yo creo que son una de las más hermosas plasmaciones del movimiento europeo romántico por excelencia. Los cementerios de París y un bocata de jamón dulce con mostaza de Dijon.
ResponderEliminarBesito.
Has escrito un relato maravilloso intercalando en tu paseo por el cementerio el canto de los pájaros cantando las hermosas canciones de los allí enterrados. Tengo que confesar que he necesitado ayuda para lo de Jim pues aunque la canción la conozco y me encanta por la película de Apocalypse Now, no sabía que era de The Doors...así que otra cosa más que sé. Desde luego el relato es impecable, enhorabuena!!!
ResponderEliminarGracias por participar
Un beso
Muy bien ambientado el relato, en el entorno parisino plagado de trinos y música. Haces que la visión de un cementerio sea atractiva.
ResponderEliminarUn beso!
Un recorrido con un encanto poético es el que nos regalas este jueves. Excelente descripción, donde las sensaciones se agolpan e invitan a recrear imaginariamente lo que tu llevas andado.
ResponderEliminarExcelente! Valió la pena ese deambular por un cementerio parisino.
Besos!
Gaby*
Un poético, bello y romántico relato que me ha trasladado a París. No se puede pedir más, aunque sea a caminar entre "monstruos" ya desaparecidos.
ResponderEliminarQue bien has logrado plasmar las sensaciones en tu relato. Un besote
ResponderEliminarPrecioso recorrido y qué bien descrito!
ResponderEliminarUn beso!
Comentaba Alfredo que hay cementerios que son parques con bellos jardines donde pasear, pues eso es lo que acabo de hacer contigo, pasear escuchando el canto de los pajaros, mientras una suave brisa nos dice que va cayendo la tarde. Precioso texto, sin lugar a dudas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una visión distinta de los cementerios, con un toque casi poético y que te hace sentir dentro del lugar e imaginarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tiene que ser bonito pasear por este cementerio que tan bello pintas.
ResponderEliminarUn parque lleno de almas acompañando a los humanos.
Precioso tu relato.
Besos amigo.
Un lujo de texto, con frases memorables y descripciones maravillosas.Me ha encantado la relación tórtolas-gatos,
ResponderEliminarNunca he ido a ese cementerio, me han hablado mucho de él y tal vez, pienso, sea hora de volver a Paris y visitarlo, sentirlo como tu lo sentiste y trasmites.
Abrazos, amigo.
Singular relato el tuyo, Alfredo, bien matizado de imágenes sensoriales que nos transportan con lujo de detalles a circunstancia, tiempo y lugar.
ResponderEliminarUn abrazo.
=D
De mano de tu exquisito y poético relato, me paseo entre árboles variados que dejan oir en el susuro del viento trinos y voces sentenciantes.
ResponderEliminar¿0yes a la Callas con su desgarrador canto,reclamando por Pinkerton?
C'est la vie.... Rosa o del color que sea, ¿será éste el fin?
Te has lucido como un gato orondo.
Besos y buen domingo