Este jueves, relato. A mano...
A mano.
Moldear y acariciar al
tiempo que se crea lo desconocido.
Imaginar que las manos
húmedas toman el barro y perfilan el volumen del deseo.
Modelar sin pausa,
extasiado, en un caos de conexión emocional con el elemento natural y lanzar las manos a la aventura de la
creación.
Los dedos calibran el fondo
y se hunden en la superficie inmediata, o hábiles, repican cincelando pliegues,
arrugas y arterias, que vivas se adueñan del espacio y del tiempo.
Las manos no destruyen,
sólo transforman.
Indistintamente de la magnitud de la obra y una
vez terminada, el artista, convulso, enloquecido por tanta belleza y desatando
una cólera contenida le golpea en la rodilla exigiéndole que hable… ¿Por qué no me hablas?
Y ante el silencio de la piedra cae vencido a sus fríos pies.
Y ante el silencio de la piedra cae vencido a sus fríos pies.
Buen texto. Interesante mención a uno de los grandes del arte.
ResponderEliminarMuy bueno, me gustó tu enfoque
ResponderEliminarUn beso
Manos creativas. Muchos artistas dicen sentir un gran vacío interior una vez terminada su obra, porque ésta tiene ya vida propia.
ResponderEliminarTus manos han sido creativas, como siempre.
Un beso.
Manos creadoras, manos que dan vida a una obra, la que si bien no habla, es la voz del artista en cada detalle, en cada pliegue, en cada región donde el cincel se posó para hacer lo suyo.
ResponderEliminarManos admirables, vaya que las han habido! Excelente enfoque el de tu relato, una vez más con ese toque tuyo de expresar que te distingue y tanto me gusta. Es un placer leerte, y lo digo con todo convencimiento!
Besos!
Gaby*
Definitivamente las manos son los miembros más evolucionados de nuestra especie junto con la tráquea, y esta entrada comparte lo mejor de dicha evolución. Bss.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el texto, pero el papel manuscrito, no se queda atrás, me parece digno de ponerse en un marco, de verdad lo encuentro rebosando arte.
ResponderEliminarLas manos que crean, buena definición de manos. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Benditas manos las de los artistas! Hay que ver lo que sale de ellas... Un beso.
ResponderEliminarTodo un alarde de diseño tu manuscrito... justo lo que yo me imaginaba. Y el texto me lleva a otros ambientes, al limbo de los artistas para los que las piedras hablan. Un abrazo.
ResponderEliminarPrimero me gusta ver esa hoja de apuntes, esas flechas que quitan y ponen colocando cada frase en su lugar, y luego...luego admiro esas manos y ese arte para dar vida a un bloque de piedra y creando tanta belleza sea capaz de pedirle que hable. Precioso Alfredo,
ResponderEliminarUn abrazo.
1. Me sumo a lo dicho por San.
ResponderEliminar2. Entiendo al artista, yo cuando conocí al Moises pensé que era muy antipático porque no respondió a mi saludo.
3. Muy buen relato.
4. Un fuerte apretón de manos, amigo.
Me encanta el borrador entero.
ResponderEliminarUn abrazo!
Te comento que también yo, en un primer momento tuve la idea de describir lo que perciben esas manos que se lanzan a esculpir la roca o el mármol blanco. Será porque cuando estoy frente a una de estas geniales esculturas mis manos se van sobre las formas acariciando lo que era piedra bruta y después se convirtió en tersa maravilla!
ResponderEliminarUn abrazo
La manos cuando son creadoras y geniales dan maravillas al mundo. Magnífico el texto Alfredo. Y esa nota emborronada y llena de apuntes es digna de colgar en el museo de joyas jueveras que algún día habría que abrir.
ResponderEliminarUn abrazo
Conocido es el carácter apasionado y exigente consigo mismo de Miguel Ángel, después tuvo que cubrir ese golpe en la rodilla con un desplegado manto. Sus manos, las manos del artista imitan a los dioses.
ResponderEliminarLa parte manuscrita se me antoja un dibujo con dibujo, un impulso de tachones, un soplo creativo y fascinante, nervioso y bello.
Beso tus manos.
Y las manos sacaron de su prisión pétrea a la forma que habitaba en ella. En ese sentido recordaron eso de estar hechas a imagen y semejanza de.
ResponderEliminarSaludos
Y manos de escultor también son las tuyas, que bien saben moldear las palabras. Es una verdadera suerte que en este caso no sólo creen, sino también hablen.
ResponderEliminarUn beso.
Manos maravillosas, creadoras de obras de arte que jamás tendrán comparación con nada terrenal.
ResponderEliminarTu texto es genial y diferente!!!
Un abrazo enorme!!!
¡a mano 4?
ResponderEliminarjajaj, los genios sólo pueden escribir esto:" a mano ". por suerte no eres un genio, pues creo que los genios están por encima de lo divino y de lo humano. y son unos pesadosssssss¡
no me he podido resistir a la imagen...no he podido resistirme a recrear que el miguel ángel, (pues es de miguel ángel, no?, esta estatua o david?), el artista ya tenía en un momento dado la imagen en su cabezota; es más, hasta donde sé, elegía las piedras con tino y repensándolas para saber si podían adaptarse a lo que tenía en mente...
miguel ángenl debía de ser un pesado, pues era un genio..
por cierto, alfredo, dices en una frase que las manos no...espera que releo...concretamente dices esto: " Las manos no destruyen, sólo transforman."...joderse, sabes, estaba por echarte una bronca palabreril, pero me la debo meter entre las piernas dicha bronca, pues esta frase en cierta manera es VERDADERA...
medio beso.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
ResponderEliminarcomo el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
Tu precioso texto me ha traido a la memoria estos versos de G.A. Becquer. Al igual que en el arpa dormían las notas esperando el genio creador de música, en la piedra llevaba siglos el Moises esperando al extraordinario escultor, al artista que lo sacara del interior del bloque de mármol. No me extraña nada que le suplicara el regalo de la voz.
Un abrazo.
Que sensación más intensa el poder crear algo con tus propias manos, trasformando una idea que solo habita en tu imaginación en algo tangible. Un besote
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