Este jueves, Relato. Besos
Mi primer beso, fue robado.
Si, la engañé, y al menor descuido la sorprendí posando mis labios sobre los suyos.
-tengo un secreto que contarte, pero es tan secreto que tengo que decírtelo muy bajito-
Me acerqué a su oído y le susurré: -te quiero-.
En principio, tenía intención de que fuese un beso en la mejilla, pero al aproximarme descubrí un brillo especial en sus labios y cierto desconcierto en sus ojos, acerqué mi boca a la suya y en un abrir y cerrar de ojos la besé. Su mirada quedó desorientada durante unos segundos, supongo que sorprendida por el engaño, pero impactada por la confesión.
Me acerqué a su oído y le susurré: -te quiero-.
En principio, tenía intención de que fuese un beso en la mejilla, pero al aproximarme descubrí un brillo especial en sus labios y cierto desconcierto en sus ojos, acerqué mi boca a la suya y en un abrir y cerrar de ojos la besé. Su mirada quedó desorientada durante unos segundos, supongo que sorprendida por el engaño, pero impactada por la confesión.
Al día siguiente tomé mi primera comunión... en pecado, claro. Lo que ninguno de mis amigos logró determinar, era si ese pecado, tenía la categoría de mortal o simplemente venial. Así que cargué con esta duda durante algún tiempo. Y aseguro, que pesaba como un saco de arena mojada sobre mi conciencia.
MariJuli, tenía los mismos años que yo, pero ella iba a las monjas y tomaría su primera comunión un año más tarde, por lo que espero, tuviera tiempo de purgar su falta y recibiera el cuerpo de Cristo como era de menester.
Es curioso, pero después de tantos años, recuerdo la mentira, el engaño, el beso, la suavidad y calidez de sus labios, pero no recuerdo a Mari Juli.
Después he besado mucho, incluso con permiso, pero ya no ha sido lo mismo.
MariJuli, tenía los mismos años que yo, pero ella iba a las monjas y tomaría su primera comunión un año más tarde, por lo que espero, tuviera tiempo de purgar su falta y recibiera el cuerpo de Cristo como era de menester.
Es curioso, pero después de tantos años, recuerdo la mentira, el engaño, el beso, la suavidad y calidez de sus labios, pero no recuerdo a Mari Juli.
Después he besado mucho, incluso con permiso, pero ya no ha sido lo mismo.
En ningún otro beso, ella se ha quedado con la mirada perdida, relamiendo en sus labios los granos de azúcar tostada del dulce que me estaba comiendo cuando besé por primera vez.
esta asturiana te da miles de gracias por concedernos el honor de deleitarnos con tus bellisimos textos, un besin
ResponderEliminarSuele ser una tiranía del tiempo y la desmemoria esa pérdida de momentos irrepetibles que se diluyen con el correr de los años. Hay detalles que deberían ser imborrables y sin embargo, se suelen desmaterializar cuando nos esforzamos en recordarlos.
ResponderEliminarHermoso texto para este jueves de besos.
un abrazo...y un beso en la mejilla, desde luego!
Excelente Alfredo. Liviano como tu beso, como el recuerdo del roce de ese beso. Me encantó el final; ese toque de azúcar para un relato tan dulce e inocente.
ResponderEliminarMuy bien contrastada la inocencia de ese beso con el sentimiento de culpa, pesado como un saco de arena mojada.
Me encantó tu texto. ¿Sabes? No he logrado recordar mi primir beso. Pero sí mi primra confensión y mi sentimiento de culpa que me duró mucho más allá de la confesión.
Te sigo, aunque a veces no te comente. Me falta tiempo para perderme por tu blog que, seguro, es una maravilla, como todo lo que leo.
Un beso robado...¡¡Que recuerdos!!!!
ResponderEliminarClaro que era pecado...bueno, tanto como mortal, no lo sé, porque además del beso e si que es pecado y de los gordos... a esa edad, y con alevosía...
Y además despertaste sentimientos impuros...porque sino, porqué se relamía y se quedó con los ojos en blanco...
¿Estás seguro que se te ha perdonado?
Alfredo, y es que eres...
Me ha encantado. Reconozco que también soy malísima..
Besitos castos...
Alfredo, ese beso no se olvida.
ResponderEliminarLástima de culpita pecaminosa, cuando fue la cosa más hermosa.
Nos deleitas con esos labios de niña, sorprendidos, un brillo, su precioso recuerdo, un tesoro.
Se borran caras, perduran besos.
BESITOOOO.
El que me robaron valio para comenzar una bella historia de amor que ha durado hasta hace bien poquito, aquel beso lo guardo tan adentro que sere viejita y lo llevare consevado en mis labios aunque fue rapido pero que calo muy adentro.
ResponderEliminarPrimavera
Veo que ha encabezado tus comentarios, una asturiana, ya ves, otra asturiana te dice también que es un honor leer tus relatos y este, -tan dulce, tan lleno de penas, culpas y pesos en el corazón por la "falta" cometida- ha sido una delicia.
ResponderEliminarBesinos.
Los besos robados, esos que van a la caja del recuerdo, porque como has dicho tu, figurativamente, son dulces, imprevistos y deseados...
ResponderEliminarY esa "culpita", lo mismo en el momento amargó, pero ahora la recuerdas azucarada...
Besos
Una bellísima crónica de la inocencia. Ese beso robado tiene el privilegio de vivir en un rincón a salvo de los saqueos del tiempo.
ResponderEliminarLos besos de despues.... sustituyen el azucar por el edulcorante.
Hoy, un abrazo (para no mezclar)
Alfredo!!! Me encanto tu relato!!! No hay nada como el primer beso!!! :0) Mi primer beso también fue robado jaja va, me lo robaron!!! Besos!!!
ResponderEliminarQue preciosidad de texto, lleno de detalles de ese primer beso que nos dejas con dulce sabor de azúcar,¡¡Cuánto pesaban las conciencias de entonces!! Y después de tantos años, se te ha desdibujado el rostro de MariJuli pero no la dulzura de aquel beso robado. Me ha encantado tu tierna historia
ResponderEliminarAlfredo cuanta culpa nos hicieron sentir por cosas tan dulces, algunos tardaron años en quitar y borrar esas marañas, menos mal que el recuerdo de las miradas sorprendidas perdura. Besos robados sentidos y deseados.
ResponderEliminarSuerte leerte. Besos sencillos.
Son de esos que se atesoran en la cajita de los recuerdos.Con la ternura de la inocencia juvenil,por no decir infantil.Y es pecado acaso?
ResponderEliminarQuisieran las monjas un pochoclo de esos.
saludazos
No te acordás de la cara, pero si de la mirada de MariJuli, curioso si. Y seguramente ella recordará el beso con gusto a azúcar con toda precisión, pero tu cara se habrá borrado ya de su memoria. O tal vez no porque las mujeres retenemos mas detalles, sobre todo si se trata de un beso, y del primer beso!
ResponderEliminarAbrazos desde el sur
Pecado casi inconfesable más que en la patrulla de amigos. Afortunadamente ningún pervertido pedófilo se deleitó con tu inocencia.
ResponderEliminarBesito nada pecatoso y con permiso.
jajajaja! que lindo pecar así por favor! muy bueno muy bueno! para qué confesar ese pecado si es el más lindo de todos!
ResponderEliminarbesos!
Fue robado; pero seguro que precioso,y seguro que no llegó ni a pecado benial,nada más faltaba.
ResponderEliminarUn abrazo
"Después he besado mucho, incluso con permiso, pero ya no ha sido lo mismo."
ResponderEliminarhoy, bue..quizá muchas veces, pero hoy en especial, estoy comentando de una manera muy anárquica, de una manera nada convencional, amigo alfredo...y así te digo que esta frase tuya me ha llevado a unos pasajes de un tal roberto fontanarosa y a su libro EL MUNDO HA VIVIDO EQUIVOCADO, un libro de cuentos que te recomiendo, por cierto...
estos pasajes elegidos dicen así:
...Dos veces lo vi ir al suelo durante su entrenamiento, una contra un sparring que se lo tomó demasiado en serio y la otra, que me pareció más grave, en un raund de sombra..."
"....su particular halitosis que invariablemente despoblado las primeras filas del ringside. De nada le valió esto a gómez que lo vapuleó sin piedad durante toda la pelea.
Don efraín patiño, apoderado de mutantia, me confió luego que no se decidió a arrojar la toalla ya que era una toalla que su pupilo había robado del hotel donde concentraban y hubiese quedado en descubierto.."
un beso, amigo.
Ternura desgranada letra a letra. Dulzura que se pega al alma y se amontona con recuerdos propios.
ResponderEliminarNo hay mejor confesión para tu "pecado" que este relato, por lo tanto, está guardado bajo secreto de confesión (la blogósfera es muy respetuosa de ello...).
La penitencia: seguir escribiendo así.
Un beso más colorido que los de la foto (buena idea la tuya)
Primer beso. Magia de conocer el sabor del otro sexo.
ResponderEliminarSe me adelantó Gus al comentar una frase del texto.
No podría comentar nada mejor que lo hace Cas.
Así que símplemente, un abrazo, compañero.
Una vez más, gracias por vuestros comentarios, que en esta ocasión han sido como besos suaves e incondicionales.
ResponderEliminarBesos que después de hacerlos míos, os los reenvío con todo mi cariño.
alfredo
Ese beso robado. Aun cuando somos adultos de vez en cuando robamos alguno y saben de bien...
ResponderEliminarUn beso
Yo una vez empleé un truco parecido a ese y conseguí probar los labios de un chico con el que llevaba soñando un munctón de noches...jajajaja
ResponderEliminarA veces hay que ser ingenioso.
Muy bueno tu relato.
Un beso y perdona que venga con tanto retraso a leerte.
Besos
Hola Alfredo, antes que nada gracias por las palabras que dejaste en mi casa! Y perdón por la tardanza en comentar, pero no es mi culpa! Ya que estuve de viajes unos dias y regresé hoy sabado, así que tengo que apurarme para ponerme al dia con los relatos que me quedaron.
ResponderEliminarEl tuyo, de una ternura infinita! Yo recuerdo perfectamente mi primer beso, y te lo digo rapidito que anda mi marido cerca preparando la cena.
Ese robado, sorpresivo, dulce y cálido ha sido una delicia a la lectura, y al recuerdo.
Besito de mi parte