Una de Guateques.
“El partido de fútbol que nos enfrentaba aquella tarde a la Academia Martí comenzaba a las 16.30, y las porterías no estaban terminadas, el Sr. Aranda se esforzaba pasando por la regruesadora del taller los postes y largueros que mas tarde completarían el diseño de un estadio a punto de estrenarse.
Eran las dos del mediodía y estábamos todos en el patio, recién llegados de una irrepetible semana de Ejercicios Espirituales. El Santuario de Montiel de Benaguacil, había sido testigo de intensas jornadas con transcendentes reflexiones durante el día e inofensivas timbas de póquer por la noche. Nuestra euforia era incontenible, y los chicos del “Martí” pagaron las consecuencias de nuestra motivación, con una escandalosa goleada.
25 años dan para muchas jornadas tan llenas de emociones como aquella, y aunque lógicamente cambian los protagonistas, las inquietudes y el desenfado con el que se afrontan son similares”.
Pero la fiesta de aquel fin de semana, no acababa con el eufórico estreno del nuevo césped de las Escuelas, El reducido grupo de amigos que compartíamos además del aula, las tardes de los domingos, preparábamos un formidable “Guateque” con suficiente música y comida.
Eran mis primeras salidas con Regina, descubríamos nuestros sentimientos y nuestros cuerpos, a primera hora de la tarde acudíamos todos a la casa de alguno de nosotros.
Era una tarde de reencuentros, después de unos días de exilio religioso, y en ese momento no todos tenían una “pareja formal”, la velada empezaba de forma desenfadada, algunos en pequeñas tertulias recordando anécdotas sucedidas, otros espabilaban, a la caza de una pareja estable al menos para esa tarde.
La música francesa e italiana ocupaban un gran e importante lugar en nuestros álbumes de discos, circunstancia que hoy, curiosamente no se da en absoluto, los Celentano, Morandi, Modugno, Dallara, Mina, Pavone, Ardí, Vartan, Holliday, Brel, Aznavour, etc. Tenían una presencia constante, tanto en las sesiones de baile como en las audiciones, y esa tarde como era habitual aparecieron nuevos discos, y entre ellos uno que inmediatamente y por unanimidad catalogamos como el “Lento “por excelencia:
“Roberta” de Pepino di Capri, se convirtió en una canción imprescindible, no solamente como pieza de baile, que era capaz de levantar como un muelle salido del fondo del sillón a los más perezosos, sino también una apasionante y hermosa canción que apetecía escuchar en cualquier momento.
Hasta en este momento después de un día y medio de festejos y festejos y comida y más comida y saludos y más saludos, aun con todo el cansancio que me invade (no el sueño porque como siempre estoy desvelada) soy capaz de levantarme del pesado sillón y bailar esta canción (todo lo que nombraste me mata y muy especialmente Jacques Brelle. Has oído Notre Dame de París por Garou y otros?? acá la conocí hace muy poco a través de una amiga cuya hija va al Liceo Francés y como tarea la estudiaron. Hermosa. No te la pierdas. Y ahora caballero, espero que me invite a bailar la próxima "pieza" y ojalá sea un lento (hoy no estoy para twist), ja ja.Felíz Navidad Alfredo.
ResponderEliminarCómo pasa el tiempo... no? ya casi en Semana Santa... cuando te quieras acordar..otra vez navidad!!
ResponderEliminar...querida Cas, y espero que de nuevo Navidad y otra vez Semana Santa.
ResponderEliminar...Un abrazo