TOSCA
Última representación de Tosca en el Palau de les Arts de
Valencia.
Ya se han escrito crónicas más autorizadas que detallan a la
perfección las representaciones anteriores. Véanse los Post de Maac, Titus o
Atticus.
Tosca es el drama en su más cruda intensidad o al menos lo
fue cuando salió de la pluma de Sardou. Hoy, que desdramatizar es un valor
añadido, podría parecernos un tanto trasnochada, sin embargo, su música sigue
teniendo una calidad dramática inigualable.
La Tosca del Palau, fue una clara demostración de lo que se
puede disfrutar con una ópera, a pesar de que alguna de las cuatro patas de esa
silla cojeara sensiblemente.
La ópera perfecta es aquella que nos llega flotando en un
cohesionado equilibrio de musicalidad e interpretación, soportado en un espacio
escénico coherente. No importa, si es barroco, minimalista, clásico,
costumbrista o conceptual.
Y en el Palau tenemos una vacuna que contrarresta los
efectos negativos de estas veleidades y es, un regalo que por la gracia de los
euros nos cayó del cielo y que se llama Orquesta de la Comunidad Valenciana, creada por Lorin Maazel y
dirigida en esta ocasión por Zubin Mehta.
El resto ayudó obviamente. Jorge de León hizo un Cavaradossi
valiente, descarado con los agudos, regalándonos un "E lucevan le
stelle" que levantó al personal. Bryan Terfel rubricó un Te Deum
grandioso, que nos dejó clavados en la butaca, olvidándonos de que era la hora
del cava. Oksana Dyka casi perfecta, le faltó enfadarse más con su destino y
con el propio Scarpia.
No sabría como definir la escenografía de esta Tosca del
Palau, pero las he visto mejores en algún "aproposit" fallero. En
este punto, lamento ser tan cautivo de mi profesión, que me hipoteca hasta la
intolerancia. El trabajo de la arquitecto Isabelle Partiot, no es una puesta en
escena barata, como se la justifica en diferentes foros, aludiendo a la crisis
económica que padecemos. Es más bien una escenografía pobre. Barata fue, la
Traviata de Willy Decker en Salzburgo, la Butterfly de Lindsay Kemp en Santander
o la Carmen de Saura en el propio Palau.
A la vista de los elementos utilizados, sus movimientos, el
audiovisual del principio y final y ese monolito horizontal de cartón piedra,
que es a la vez mesa y bajada al metro, uno piensa que hay cierto mensaje
ecléctico, o una tímida intención de conceptualizar el drama, pero todo se
queda en un guiño fallido.
Otra parte de la pata coja fue el vestuario, o a éste
(ordinario y tradicional) le faltaba una buena dosis de decorados a lo
Zeffirelli o a esa puesta en escena mixta (o sin definir) le faltaba ropa de
calle.
Pero insisto, lo que queda es un agradable sabor de haber
vivido otra noche mágica con un Puccini que te aplasta de principio a fin,
dejándote pegado al asiento, esperando que por una única vez, las balas que
acaban con Mario, esta vez (también en el libreto) sean de salvas y éste se
levante para marchar con Floria con esa pasión pucciniana que nunca muere.
Me parece muy interesante tu distinción entre pobre y barata.
ResponderEliminarYo fui el dia 31, y a mi la Dyka no me gustó, por sus gesticulaciones exageradas de cine mudo, su ininteligibilidad y su falta de emoción
Por otro lado, parece que esta única función de De León fué la mejor, el Scarpia estaba asegurado en todas,con el fastuoso terfel, pero el tenor flojeaba para mi gusto en las anteriores. Saludos, Alfredo!
La ópera, uno de mis placeres descubiertos y adheridos a mi alma desde hace muy poco, pero seguramente adoptado para siempre!!!!
ResponderEliminarTe canto un aria?no mejor no, jajaj
besos(un secreto, yo la vi gratis desde la plaza....)