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24 horas de Le Mans y otros.

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La afición de Ramón Paredes por el automovilismo, me aproximó a este mundo de pilotos, marcas, circuitos y competiciones que tiene el máximo exponente en las carreras de Formula 1. Ramón competía regularmente en Rallyes de ámbito regional, y aunque también participó en alguna competición puntuable para el campeonato nacional, sus mejores clasificaciones las obtuvo en las programadas para la Comunidad Valenciana, de la que llegó a ser Campeón en repetidas ocasiones, su “Alphine 1.100” de color verde, era una clara referencia en las largas jornadas de día y noche, para los que le acompañábamos, formando un equipo de asistencia o acompañamiento de lo más alternativo, al frente del servicio técnico estaba el personal mecánico de “Talleres Parra”, para la logística, información de tiempos y avituallamiento le acompañaban, incansables Salvador y Alberto Alcantarilla, y Regina y yo le proporcionábamos el apoyo moral y la compañía, que en ocasiones menos afortunadas necesitaba como conse

Un poco de Puccini...

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Hay momentos sublimes, situaciones en las que se dan unas circunstancias tales que las hacen irrepetibles. Reconozco que empiezo ha tener una pasión desmedida por la música de Puccini, pero ¿hay acaso, algo tan extraordinario como la conexión cerebral y emocional que se establece cuando participas de la apasionante ceremonia de una Opera? ¿Puede nuestro adulto corazón resistir tanta belleza sin romper en un inevitable llanto por tanta felicidad? Algunas, han sido las representaciones a las que he asistido, naturalmente siempre acompañado por Regina, decir que hemos visto no sería acertado, porque es algo mas que una meticulosa y atenta visión, diría que hemos compartido con directores, músicos e interpretes, y por supuesto con el espíritu de los autores, a los que dicho sea de paso sientes muy próximos, una especial comunión que te hace disfrutar sin pudor y entregado a cada overtura, aria, dúo, intermedio, coro, etc. pasajes de contenido tan bello y conmovedor, como a la vez t

¡Puta Mili!

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El servicio militar era un acontecimiento que, lejos de ser una experiencia provechosa en la que durante un tiempo razonable nos aproximáramos al peculiar mundo de las estrategias, del conocimiento del material bélico, de la preparación para los desfiles o la disciplina castrense, que no era mayor ni menor que las que algunos soportaban en las fabricas, las oficinas o el campo, y otros se imponían a sí mismos en sus estudios para obtener con éxito oposiciones y exámenes, se convertía en una carrera de despropósitos en la que los mas espabilados y recomendados obtenían licencia para ausentarse, y pasados los tres primeros meses de instrucción, las instalaciones cuartelarias quedaban ocupadas por soldados con el único objetivo que repartirse innumerables guardias, en las que vigilantes de un hipotético peligro que podría acecharnos y que obviamente jamás se producía, uno tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo, mientras tanto el resto de la “quinta”, fontaneros, carpinteros

Para Alfredo "Senior"

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“ Malagueña”, era la canción con la que mi padre animaba las fiestas familiares. En su familia, destacaban algunos componentes por sus cualidades para la lírica, mi padrino Alfredo y mis tíos Vicente, Carmen y Trini formaban parte de una coral que participaba regularmente en los festivales de Habaneras de Torrevieja . Lo cierto es que a mi padre no le recuerdo tantas excelencias musicales, pero sí era un gran cómico; me lo imagino destrozando la canción con una versión histriónica, haciendo q ue la concurrencia se destornillase de risa. El primer tocadiscos que tuvimos en casa fue  una pequeña maleta roja marca Philips;  sus dos partes se separaban entrelazadas por un cable que alimentaba el correspondiente a los altavoces dejando, al descubierto, el giradiscos y su brazo. El lote vino acompañado por unos vinilos de tamaño mayor del normal, con unas fotos en las portadas muy representativas y unos títulos que solamente había oído tararear en algunos encuentros familiares. A

El Llach que más me gusta.

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Lluis Llach es mi músico de cabecera. Me ha acompañado en la segunda mitad de mi vida, lo he disfrutado en mis mejores momentos y lo he utilizado para recomponerme en los peores. Sigue siendo una referencia estimulante de la que no quiero prescindir. La presencia de su música ha sido una constante en lo bueno y en lo menos bueno, me gusta el Llach letrista, pero me apasiona el Llach músico. Lo conocí una noche en un concierto en “La Sociedad Coral El Micalet” de Valencia, eran tiempos de “Madame” y “La Gallineta”, se acababa de editar su tercer disco “I si canto trist”. Asistí, con mi amigo Ramón Paredes y su jefe D. Salvador Mir. -30 años después D. Salvador sigue siendo su jefe, pero hace tiempo que para nosotros es sencillamente Salvador-. Aquella primera noche, Salvador llamó mi atención, por su aspecto pulcro y de porte elegante, trajeado y con corbata, el pelo cortado a navaja, aterrizado no sé por que extraña razón, entre aquella panda de “rojos” con barba, incluidos R

..Mariposas de Hierro

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Del Pop Inglés y Americano nos llegaba la música de Grupos llamados de Rock Experimental, que componían pequeñas sinfonías con una duración mayor que los temas convencionales. Temas básicos a partir de los instrumentos de siempre o en la mayoría de los casos con la incorporación de nuevos equipos de teclados, sintetizadores, etc. Más tarde algunas de las Obras más sobresalientes se grabarían de nuevo con arreglos más ambiciosos y la colaboración de Grandes Coros y Orquestas Sinfónicas. Algunos de estos trabajos por su largo desarrollo y lo descriptivo de su contenido se les llamó “Operas Rock” La primera canción de estas características que yo escuché fue “In a gadda da vida”, un tema contundente, repetitivo en el que la percusión y el órgano eléctrico asumían todo el protagonismo, que hasta ese momento correspondía a las guitarras. Solíamos ir a la discoteca “Studio” la más Pop-Art de Valencia Una puesta en escena galáctica, cromados y telas con dibujos geométricos en las par

Cada Canción... un Recuerdo

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“Cada Canción un Recuerdo” ... es el título de un programa de radio que se emite desde los años 60, en el que utilizando el sistema tradicional de los Discos Dedicados, los oyentes solicitan con anterioridad y para una fecha determinada, la emisión de una canción que dedican a terceras personas, recordando algún momento especial que ambos han compartido con ese fondo musical. Es muy difícil llevar al papel, a modo de diario, los recuerdos más significativos de Cincuenta y Cuatro años de existencia, me gustaría hacerlo con una cierta coherencia narrativa, y con algún orden histórico. No me refiero a seguir un orden cronológico, sino a que cada uno de los momentos relatados tenga un hilo de continuidad, que las situaciones, las personas y las emociones con ellas compartidas queden reflejadas con una cadencia fácil de seguir. Lo cierto es que, si en todo este tiempo ha habido una razón que aglutine e identifique los diferentes momentos aquí recordados, esta sin duda, ha s