ESte jueves, relato: Monólogos

 


Hoy he despertado con raras vibraciones. El aire transmitía partículas invisibles de inquietud que se sentían como diminutos cristales de nieve golpeando en mi cabeza. ¡Maldito confinamiento! Hasta Pavarotti, mi canario de volar por casa, que todas las mañanas ameniza mi baño con melodías varias, ha quedado mudo y sordo al mismo tiempo. He minimizado la situación achacándola a algún fenómeno esotérico de difícil explicación y me he lanzado al agradable ritual del desayuno que se compone de un par de esplendidas madalenas, un café con leche con una cucharada de azúcar.

El verdadero caos ha venido de la mano de lo más próximo: las magdalenas habían endurecido inexplicablemente, la leche, abierta del día anterior, presentaba en su superficie unas sospechosas manchas de color y olor rancio y, el azúcar —porque ponía "AZÚCAR"—, era sal. Algo había en el ambiente que lo hacía indisciplinado, desobediente, raro de cojones.

He intentado no perder los nervios. He puesto la televisión con la  esperanza de que estuviera de mi parte o al menos diera alguna explicación lógica de lo que estaba sucediendo. Las emisiones estaban canceladas; el aparato seguía encendido pero inanimado. Los minutos parecían horas, el mundo estaba parado, hasta se percibía una ligera ausencia de gravedad. La ansiedad por recuperar lo de cada día. Todo ello se  convertía en una necesidad vital.

He recurrido a Internet como solución de emergencia, esperaba que mi portátil me diera cumplida satisfacción y reparase con creces la caótica y accidentada situación. En el encendido inicial la pantalla se ha iluminado hasta deslumbrar y me visto reflejado en ella. Junto a mí, se veía un texto que no conseguía leer con claridad, parecía un mensaje desenfocado. La mañana se hizo noche, silenciosa y el pixelado texto fue tomando foco hasta aparecer nítido como una sentencia en el fondo de la pantalla. De él, sólo me ha dado tiempo a capturar esta feroz amenaza: «Sin conexión a Internet».

Vencido por la adversidad y en ayunas, me he desintegrado y conmigo todos mis retóricos y fantasiosos relatos. ¡Maldito virus!


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Comentarios

  1. Muy bien este monólogo , además como los ha ido desgranando hasta llegar a la palabra que este año nos lo ha fastidiado. Un abrazo y feliz jueves.

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    1. Gracias, Campirela. Deseando estamos que pase o se minimice este «annus horribilis». Besos

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  2. Un virus que todo lo corroe…
    Buen texto. Va creando un desasosiego que, in crescendo, va llegando al temible y concluyente final…
    Fantasioso, pero teñido de una lamentable realidad.
    Genial aportación.

    Abrazos, y feliz día.


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    1. Gracias, Ginebra. No ha sido difícil trasladar el estado de ánimo que padecemos. Me alegra que te haya gustado. Besos

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  3. Excelente, irónico y divertido! Qué más se puede pedir? Un abrazo Alfredo 😃

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    1. Gracias, Mónica. A veces hay que sacar fuerzas de flaqueza. El 2020 está golpeando en lo más íntimo. Espero que salgamos pronto. Besos.

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  4. Este virus está acabando con nuestro buen juicio! No digo yo que un día de estos no me pase lo que a ti. El caos ha sido total. Mientras te leía pensé en volver a la cama y dormir unas cuantas semanas hasta que se evapore el bicho.
    Besos amigo.

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    1. Gracias, Lucía. La cama es una buena solución, pero te perderás el desfile de la victoria. Besos, amiga.

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  5. Es que acabaremos por volvernos locos, bueno, un poco más locos :-)

    Un abrazo

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    1. Gracias, Albada, pero algunos ya veníamos así de fábrica. Besos.

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  6. Un virus de Internet es casi tan temido como el otro.
    Como es temida la desconexión de lo virtual, que está siendo la principal forma de conectarse.
    Saludos.

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    1. No hay virus bueno, el peor el que te desconecta para siempre de todo y todos. Gracias por la visita.

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  7. Pesadilla en el confinamiento. Lo que nos hace felices no puede fallar.
    Gracias por estar este jueves, abarazos.

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    1. Gracias, Juan Carlos, no podía faltar. Me hace felíz a pesar de todo.

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  8. Qué malos son todos los virus, y este que tenemos en nuestros días nos está sacando de quicio, hoy me he enterado se ha muerto un conocido, qué pena me ha dado.

    Besos.

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    1. Lo siento, son tiempos malos para todo. Gracias por la visita y el comentario. Besos

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