Este jueves, relato: Sucedió en el bus.



Hoy comienzo mi paseo en la parada próxima a mi casa. Cogeré el 92. He quedado con un amigo para desayunar —un capuchino y media tostada de pan con aceite—. Hablaremos de literatura, novelas y autores. Necesito tranquilidad y la soledad necesaria para interiorizar el argumentario más adecuado. Ando hacia la parada y veo un bus saliendo. Espero que no sea el mío… ¡Es el mío! Mierda, ¡el 92! ¿No podía haber sido otro? Me resigno y espero sentado.
—Caballero, ¿para ir a la calle Turia? —me pregunta con decisión una anciana que, como yo, acaba de llegar a la parada.
—No sé, señora —le miento—. Es la primera vez que cojo el autobús.
—Sí, ese que sale al río por el puente de piedra.
—Sé dónde está la calle, pero no sé qué autobús pasa por allí —le vuelvo a mentir.
—Sí, uno rojo, el 70 o 71, no sé, tal vez el 72… ¿no le suena?
—No, no me suena, señora, y todos son rojos.
—Todos no, hay unos que son amarillos.
—Esos, señora, son los que van a los pueblos y no paran aquí.
—Pues mi nieta dice… —pierde el hilo y vuelve a la carga— ¿Usted cuál va a coger?
—Yo, el 92.
—Y ese, ¿no es amarillo?    
—No, ya le he dicho que todos son rojos.
—Perdone caballero, pero a cierta edad confundimos los colores… Sabe, voy a ver a mi nieto que ha venido de viaje… y…, dice usted que aquí no paran los amarillos, porque la semana pasada… ¿o fue la anterior? Por casualidad no conocerá a mi nieto? Toca el clarinete, un día salió en la televisión… seguro que lo conoce.
—No sé, no creo.
—Sí, aquel programa de bandas que se llamaba… ¿Cómo se llamaba? Bueno… ¡llámese «equis»! Yo ahora vengo del médico. ¿Conoce al doctor Ortiz?  Es muy bueno, como médico y como persona, antes trabajaba con su hijo pero le salió rockero, de esos del pelo largo que no se les entiende nada. En mis tiempos… ¿Conoce a Antonio Machín?
—No señora —miento una vez más—, me suena, pero no…
Aturdido, no me percato de la llegada de mi autobús
—¡Mierda, he vuelto a perder el 92!


Comentarios

  1. jajaja divertido tu texto Alfredo, enternecedora la señora! =D

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  2. Jajajaja muy divertido y exasperante

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  3. Que pena de la anciana ..pobre mujer, solo quería charla ajjaja, No ves, al final no te sirvio de nada no hacerla mucho caso, de igual modo perdiste el autobús...( me refiero al texto) ..
    Un buen relato donde se nota a veces los ligueros que vamos sin llegar a pensar en los demás.. Un abrazo y feliz noche.

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  4. ¡Madre mía ,qué matraca! la mujer dándole caña y él pasando de todo... tanto ha pasado que se le ha ido el autobús, que por cierto, ¿era rojo o amarillo?
    Me ha gustado y me ha hecho sonreír. Gracias mil.
    Un beso.

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  5. Pues vaya, pobre hombre. Hay que ser atento con las ancianas, porque es verdad qe son pesadas, ero quién puede jurar que ali mismo edad no seremos iguales ¿no?. Muy divertido

    Un abrazo

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  6. Me molesta esa gente que se pone a conversar, a alguien que quiere concentrarse en otra cosa, como no perderse un colectivo.

    Saludos.

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  7. La demencia senil se confunde con impertinencia. Mostremos paciencia con nuestros mayores, que algún día nos tocará dar conversación a algún extraño. Y parece que tu personaje no mostraba poca atención a la señora, sino que estaba igual de sólo pero hacía por ocultarlo.

    Un abrazo Alfredo

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  8. jajajaja! En conversaciones así, los mayores nos ganan por goleada!! Hay alguno que son incombustibles.

    Bss.

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  9. Hola Alfredo. Buen relato, llego acá luego de leer el relato de Campirela.
    Casualmente tengo un relato sobre bus (bondi o colectivo para nosotros), pero ya veo que he llegado tarde... al igual que el personaje de tu relato. En Buenos Aires suelo tomar el 92, el de acá es de color verde con vivos negros.

    https://frodorock.blogspot.com/2017/01/razones-paralelepipedas-evidentes.html

    Te sigo
    Saludos!

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  10. Tal vez, si no le hubiese mentido a la señora y hubiese sido amable, estaba más atento y no volvía a perder el bus... karma le dicen a veces.

    Saludos.

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