Este jueves, relato. Emociones y onomatopeyas
¡Rinnnnnnng!¡Rinnnnnnng!¡Rinnnnnnng!
El teléfono sonaba una y otra vez, y una y otra vez, me resistía a descolgarlo; hacerlo, suponía enfrentarme a una dura realidad, para la que en en ese momento no estaba preparado. Como un niño grité al vacío, tapándome los oidos intentando esconder su sonido: ¡Eeeeeeeeea! Eeeeeeeea!¡Eeeeeeeea!
No me podía engañar de forma tan tonta. Si no la quería atender, no la atendía, y en paz.
¡Piiiiii!¡Piiiiii!¡Piiiiii! La cafetera me avisó que su contenido estaba a punto; sin embargo, en ese momento ya no me apetecía el café. Ni el café, ni ninguna otra cosa.
¡DingDong!¡DingDong!¡DingDong! Sonó el timbre de la puerta. No podía dejar de abrir, en algún momento del día, mi suerte podía cambiar.
Era ella. No sé cómo lo hizo. Cómo pudo llegar desde su casa a la mía en tan poco tiempo. No vi cómo levantaba su mano, y... ¡Plas!¡Plas!¡Plas!
La interrupción que mejores expectativas daba trajo el ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas!
ResponderEliminarQue contrariedad.
Saludos.
Vaya un mundo de sensaciones tan bien reflejado en sonidos y palabras. Como dice la canción, la vida te da sorpresas.... y a vos te tocaron de golpe a la puerta. La intriga, los porqués, y los paraqués, quedan golpeando en plena cara, llenando el espacio con emociones diversas y preguntas que quedan flotando en el aire.
ResponderEliminarGlup! así que me quedé....;I
besos y gracias por venirte a mi balcón que hoy te queda un poquito más cerca.
Me divertí mucho con tu mundo de ruidos bien puestos Alfredo. ¡muy bueno!
ResponderEliminarEs que tarde o temprano se tuvo que enfrentar a la realidad.
ResponderEliminarMuy buenas esas sensaciones mezcladas con los sonidos.
Un abrazo
Oh! creo que le han movido el esqueleto!
ResponderEliminarEstupendo relato, donde los sonidos ponen estridencia y nerviosismo a la historia!
A Alfredo escritor: Buen final!! Al protagonista... Buen final también, jejeje! :D
Besos!
Gaby*
Jaja al final no pudo escapar. Es que tarde o temprano todo llega.
ResponderEliminarExcelente relato, que lo dice todo en sonidos.
Un abrazo.
Un mundo de sensaciones onomatopéyicas.
ResponderEliminarAhhhhhh la conciencia te ponía sobre aviso y sabías que estabas por recibir un merecido plas plas!! jajaj
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo
P.d:
se te descolgó una "s" en descolgarlo
Tenía motivos más que sobrados para no querer levantar el teléfono, para no apetecerle ni el café, para no querer abrir la puerta, pero... lo que tiene que suceder acaba sucediendo. De eso sabe mucho tu protagonista y también su cara donde sospecho que quedó estampada toda la rabia contenida de quien con tanta urgencia lo requería.
ResponderEliminarHay que ver lo expresivos que pueden llegar a ser los sonidos onomatopéyicos.
Un fuerte abrazo.
Me encanta da opción a la imaginación, se pueden interpretar tantísimas cosas... Queda todo suspendido en la magia de la mente.
ResponderEliminarMuchos besos