Este jueves, relato. Secretas Fantasías
Benjamín tiene 90 años. Su vida, como agua que busca el mar,
se escapa entre sus dedos.
No duele la indigencia, está solo. No le preocupa la muerte, a
esa edad no es una desgracia de consecuencias irreparables.
Nunca hasta ahora había necesitado fantasías. Sus sueños,
antes de serlos, ya eran realidad.
Tuvo cuanto quiso. Cariño, el de los que le conocían y
sabían de sus bondades. Respeto, el de los que le frecuentaban y siempre
encontraban apoyo. Admiración, la de los que necesitaron conocimientos y de él
los obtuvieron. Amor, el de todos a los que amó.
Ahora, en su epílogo vital, se descubre en mitad de la noche
soñando despierto. Es una experiencia nueva, desear algo en secreto. Por un
momento con la mirada perdida sustituye la vista del inhóspito callejón por una
borrosa ilusión... Y sueña con una pequeña habitación, cuatro paredes pintadas
de recuerdos y una ventana por la que mirar, seguro y en paz, al mar... será su
única y última fantasía.
Alimentado de fantasías vividas y soñadas, llega sosegado al cabo del viaje, largo y tendido !admirable!
ResponderEliminarBesitooooo y una desolación por los fuegos que queman mucho y largo.
La realidad de la edad, alimentando la fantasía.
ResponderEliminarAcá cuando se brinda, se dice a veces (o suele deCirse, como dicen Uds.):
ResponderEliminar¡que nunca falte!
Pues eso, amigo del alma, te deseo que sea cuando sea: "Nunca falte la fantasía, la ilusión, la esperanza!"
besos
Precioso este texto, me encantó. Quizás porque mi padre tiene precisamente 90 e imagino que sus sueños ahora bien pueden ser similares al de tu personaje.
ResponderEliminarun abrazo
Llegar al final de la vida con una maleta tan repleta de buenas experiencias ya es casi una fantasía para muchas personas. Y morir soñando, otra. Saludos cordiales.
ResponderEliminarUna vida realizada, bien vivida y dando servicio, que merece se cumpla esa ultima fantasía.
ResponderEliminarAbrazos.
Una pena acabar así, con todo lo que tuvo; y ahora sólo le queda la fantasía.
ResponderEliminarUn bonito micro
Que una última fantasía sea una habitación con vistas al mar, firmo por ello.
ResponderEliminarQué bonito!
Besos.
A determinada edad, las fantasías se vuelven fundamentales para supervivencia.
ResponderEliminarUna vida tan llena bien merece la realización de ese sueño tan sencillo y maravilloso. La última fantasía y la más entrañable.
ResponderEliminarMagnífico Alfredo, tu relato conmueve y mucho.
Paz. Alfredo, es lo que siento cuando leo esta fantasía, así sin más.
ResponderEliminarTras la ventana el mar.
Un abrazo.
¿Qué felicidad, llegar a ser mayor con solo una fantasía por cumplir!
ResponderEliminarUn abrazo
Si, que haya fantasías en sueños despiertos, para sostener las ganas, que son tan necesarias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que de alguna manera, todos nos guardamos una última fantasía en el bolsillo y tal vez, esa sea, la que nos haga sentir más vitales (a pesar de ser la última, como la del protagonista de tu relato).
ResponderEliminarMe has dejado un hilito colgando de la mente, cuál sería esa última en mi caso? Mmmmm, habrá que pensar.
Un besito al vuelo:
Gaby*
Tan solo una fantasía, cotidiana para muchos y para él, lo único que necesita para irse en paz... tras tener una vida llena...
ResponderEliminarUn relato lleno de sensaciones, he sentido la brisa del mar...
Besos
Es una linda fantasía para Benjamín que ha tenido una vida plena y bien vivida. Una ventana con mar para respirar hondo el yodo y la sal, mientras le da una última revisada a los recuerdos que tapizan las paredes.
ResponderEliminarUn abrazo
la única fantasia... pero sí... claro que sí...me gustó mucho este relato! un abrazo!
ResponderEliminarA los 90 años, con una vida llena de amor, respeto, admiración, cariño, la muerte se convierte efectivamente en algo intrascendente, en un asunto menor. No así la forma de morir, es vital para él despedirse cumpliendo su fantasía de poder asomarse en paz a una ventana y ver el mar, olerlo y sentirlo. No es mal epílogo a una vida plena.
ResponderEliminarUn abrazo, Alfredo.
Para una fantasía que tiene el hombre en 90 años de existencia creo que merece que se haga realidad, además, tampoco es tanto lo que pide. Ya se sabe, no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Un beso.
ResponderEliminarUna fantasía más, tal vez la última...volver al principio.
ResponderEliminarUn beso.
Una última fantasía, simple y bella.
ResponderEliminarTu relato es emotivo de principio a fin, me dejó una sensación tierna y triste a la vez.
Un placer leerte!!!
Un abrazo.
Qué interesante seguir teniendo fantasías hasta el final de nuestros días, quizás sea por nuestra condición humana de anhelar siempre. Bellas palabras, como es habitual. Besos
ResponderEliminarAl menos tuvo fuerza para fantasear un hermoso final. Teniendo de todo ¿todo lo perdió?
ResponderEliminarUn abrazo y un café.
Ufff, creo que la imaginación y las fantasias es lo último que se debería de perder, eso nos hace humanos a pesar de todo, a pesar de toda la realidad a cualquier edad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, todo lo perdió? REpito la pregunta del anterior comentario. Su fantasía es modesta, en comparación a lo que vivió
ResponderEliminarAl final las fantasías mas simples son las que se evidencian mas queridas.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuatro paredes y el canto de las olas saltando hasta su ventana.
ResponderEliminar¡Cuántos vagabundos tenemos ahora mismo apostando por eso mismo!
Como siempre es un placer deslizarse entre tus letras, Alfredo.
como algo tan cotidiano de un momento tan único como la vida surge una escritura pausada melancólica, agradecida y con tal virtud de transportar mas de lo que se pretende con la sola ilusión de quien la lee.
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