Este jueves, relato. "Queridas palabras 2"
Yo inventé el taburete giratorio con pie central.
Un diseño genial, elegante, seguro, especialmente práctico.
Fue una noche después de un concierto, en la barra del único
bar que vimos abierto. (gracias Sabina)
Iba por el sexto cubata y mi verticalidad sobre aquel viejo
taburete estaba en entredicho. Mi juventud, la había enterrado hacia
años entre los pechos de alguna mala mujer y a esta edad, soñar
era una excusa para engañar al autor de mis despropósitos, o sea
yo.
Y así, ausente de mí y vencida la madrugada, escupía divagues
pretenciosos como la espuma de un caramelo de jabón.
Escaso de reflejos y limitado de movimientos, quise en más
de una ocasión interferir en tertulias próximas, dando de bruces en el suelo
cada vez que intentaba girar sobre la indisciplina de aquel asiento fijo de
terciopelo azul.
Al parecer, la inspiración es compatible con el
sopor ebrio. Cicatriz pasajera de una soberana borrachera y desde el suelo,
desafié con descaro al traidor asiento que había dejado una vez más sus tripas
al descubierto y a mi, babeando el parquet.
Lo escruté detenidamente y vi la luz: ¡¡El asiento tenía que
girar sobre un pie central y yo con él!!
Más juegos de palabras en la Imprenta.
jajajaj diseñador de maravillosas ideas, genio del tabuete, imaginé gira que gira besando el suelo. jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo Alfredo.
Aún me río.
ResponderEliminarMe encanta lo de "Mi juventud, la había enterrado hacia años entre los pechos de alguna mala mujer"
Lo del taburete giratorio, genial invento, salvo cuando el giro es de 360º, en cuyo caso uno hace el gilipollas. Indisciplinado invento.
Muy bueno amigo, e mando un merecido abrazo.
la verdad es que cuando uno está ébrio es difícil mantenerse hasta sentado, y ese invento desde luego ha sido práctico, moverte a la vez que el asiento, estupenda idea.
ResponderEliminarBien enlazadaslas palabras, y una divertida historia.
Un abrazo
dajale a tu asiento que indefinidamente gire y tú con él.
ResponderEliminarAhora echode menos, haber emborrachado más.
Brindemos, Alfredo,a nuestra manera virtual,
chin chin
Tésalo
Nada como la experiencia, dicen que es la madre de la ciencia.
ResponderEliminarPero, no sé, no sé, si ese giro rodador del asiento acabará tiovivo peligroso en estando beodo.
"escupía divagues pretenciosos como la espuma de un caramelo de jabón"a eso voy, así se acaba. Pero nadie es perfecto, dijo nadie.
Alfredo me lo pasé de lo lindo con esta noche un tanto averiada en años mozos. Curioso, yo también le he dado a los efectos del líquido con grados alcohólicos.
¿Por qué esos pechos malignos? Genial licencia poética.
Besitooos muchos.
Ainsss... "Fue una noche después de un concierto...". Ahí ya me quedé enganchada a todo lo que deparara tu relato. Me encanta ese punto de "nocturnidad" en el que lo has ambientado... y como no!! el invento, una pasada, si...
ResponderEliminarBesos!!
Señor, señor, tentada estoy de probar con un caramelo de jabon a ver si me lava la risa de este relato.
ResponderEliminarNo sabia yo que mi taburete giratorio, joya de diseño, era obra tuya!! Lo que hay que oirrrrrr.
Un besazo
Jajajaja, ahora que caigo de taburete giratorio...Evidentemente, Alfredo, me refiero a mi relato al eludir a los efectos del líquido espiritoso.
ResponderEliminarNos vemos, beso saladito a punto de llegar a Galicia, pronto.
jajajajaja buenísimo el divague lúdico que ha sido motivo para hacernos sonreír un rato festejando la hora ne que tu mente vio encender la luz de la inspiración y visualizó aquel taburete giratorio con pie central! ajajajajaja
ResponderEliminarMuy bueno! :)
Te dejo un abrazo.
Eso sucede cuando se sumerge la cabeza en cualquier sitio (siempre es importante tener a bien el diseño, jajaj)
ResponderEliminarMuy reidero y ameno relato.
Me quedo dando giros.
besos, alfredo
Me ha encantado Alfredo!
ResponderEliminarSin duda una verdadera ventaja, cuando el taburete maldito mostró sus tripas, eso de estar ya en el suelo para verlo desde abajo.
Se podría decir que fue una lamida de parquet beneficiosa esa!
Te mando un abrazo
Desde luego lo que a uno se le ocurre con unos fu atas de mas, que bien engarzadas esas difíciles palabras para deleitarnos con esta anécdota tan real como la vida misma... Eres un artista.
ResponderEliminarBesos playeros querido alfredo
Es perfectamente aplicable en tu historia, el dicho cuando uno está inundado de efluvios alcohólicos, aquello de que "todo me da vueltas", claro,... a lomos de un taburete con nervio giratorio central, no podía ser de otra manera. Besar el suelo una y otra vez por mor de la fuerza centrífuga del invento.
ResponderEliminarUn abrazo.