2010. La cara oculta de la Luna (Diario de un soñador)


Enero.
La conocí cuando se casó Rubén, el hijo menor de Consuelo.  Fue una boda de postín, de esas de tirar la casa por la ventana. Todo muy emotivo, la ceremonia solemne y entrañable, y el banquete exquisito y suficiente. Durante la fiesta, tropecé con el camarero, derramando sobre su vestido mi copa de champagne, azorado me multipliqué en disculpas y con la risa nerviosa busqué unas servilletas en un rápido auxilio. Su belleza y sentido del humor, me cautivaron, mientras veía que el  champagne empapando iba dando forma a un cuerpo que logró conmoverme.

Febrero.
Cuando regresé a casa, unos días después de aquel acontecimiento, revisé mis maletas, tenía que intercambiar toda mi ropa para un inmediato viaje de trabajo, detuve la mirada ante aquella camisa de lino blanco y encontré, unas casi imperceptibles manchas, resto de aquellas lágrimas de Champagne que salpicaron mi pecho.  Acaricié con la yema de mis dedos aquel trozo de tela escocesa, justo en el circulo que al secar se vuelve del color de la avena tostada, yo la veía rojo rubí.

Marzo.
Miraba por la ventana, fijo, absorto, hacia ningún sitio. Intente recopilar las frases sueltas que me dedicó aquélla lejana noche, tenía que ordenar, procesar. Deambulé por la habitación, sin prestar atención al tiempo que pasaba, agotando los minutos del margen de espera antes de mi salida de viaje.
Sus comentarios, directos y sugerentes, todavía golpeaban en mi estómago como frías burbujas, en su recuerdo, el aire fresco entró por todos los rincones de mi cuerpo.

Abril.
Tengo que llamarla por teléfono, no sé su número y no puedo pedírselo a la familia de Consuelo, levantaría más de una sospecha.
Quizás, aquel atardecer que empezó con un baño de burbujas y terminó con unos insinuados roces y tímidas caricias, sólo fue un espejismo. Su nombre y su rostro, viajaron conmigo, era todo lo seguro y tangible que poseía y una instantánea robada de algunas de las fotos de grupos que nos hicimos, que yo me he encargado de recortar aislando su cara de las del resto, como si hubiera posado únicamente para mí.

Mayo.
Su llamada me turbó, una vez mas, tomaba la iniciativa y antes que yo el de ella, consiguió mi teléfono, no la esperaba, ¿...o si? Lo cierto es que estuve torpe, apresurado, demasiado formal, no le dije nada de lo que había pensado decirle cuando la llamase y en cambio le dije todo lo que no debía,  -si, no te preocupes, yo localizo a tu primo Andrés y te doy nuevas de él, ¿y por Ahí, todo bien?  dale recuerdos a Consuelo, que no se nada de ella desde la boda, sí, te llamo, te llamo-
¡Seré Gilipollas! me dije mirando al vacío después de colgar.

Junio.
Tenía que localizar a su primo Andrés, y me dijera lo que me dijera, volar al teléfono para dar la réplica con el recado bien ejecutado.
Recordé su voz con placer, suave como el algodón, medida y pautada como un marcador de ritmos, limpia como el agua, sus palabras se formaban en su cabeza con calma, como pensando por los dos.
La oí suspirar, era la primera vez y me descolocó, mariposas, luciérnagas o dragones, noté el estomago revuelto.
¡...Hola! ¿...está ahí?

Julio.
Estimada amiga:
-Te escribo desde mi portátil, otra vez de viaje, otra vez lejos de casa, de la mía y de la tuya-. El tono de la pantalla se ensombrece, la batería se agota, el tren tiene esas cosas, seguiré mas tarde en el hotel, de momento me levanto y estiro las piernas deambulando por el pasillo del coche de preferente, el recorrido es corto, voy y vengo.
Los 220 Km./hora de velocidad que transcurren paralelos al Mediterráneo son un suave y cómodo paseo.

Agosto.
Era noche entrada, mis vacaciones llegaban a su fin, y tenía que reconocer que habían pasado mas bien sin pena ni gloria, algún amigo nuevo, alguna fiesta vieja, en fin nada que mereciese la pena, bien es cierto que yo tampoco ponía mucho de mi parte, quería descansar sobre todo, y eso me predisponía en contra de aventuras incómodas, riesgos innecesarios o desgastes emocionales de costosa reparación.
Después de varios días de descanso absoluto y una vez recuperado el tono, quise despedirme de Altea con un paseo por aquellos lugares donde siempre me había sentido tan feliz, saludar por última vez a amigos y conocidos antes de mi regreso a mi global mundo de mentiras, ruidos y contaminación, pero en el que por fortuna ansiaba encontrarla de nuevo.

Septiembre.
Repasé mentalmente sus fotos, sus escritos, los que estaban dirigidos a mí y los otros, recordé su voz, aquel paseo de madrugada por la playa en un Invierno que ya quedaba lejano.
Repasé las mías, más fotos, más escritos. En un final de verano que me daba la despedida y que presagiaba un quehacer cotidiano de similar factura al medio año ya cumplido de un deseo irreal compartido.

Octubre.
Camino acompañado con la canción de Dulce, paseos en solitario por la Marina Real del puerto, son las primeras horas de una mañana de Domingo, de un Otoño que amanece frío, golpeando con su brisa salada y fresca, despertando mis sentidos, sobre esos recuerdos instalados en mi desnuda frente.

Noviembre.
Once meses juntando voces de metal, de dibujar con lápices de grafito, bocetando, midiendo el plano de un hotel barato, donde escondernos del mundo y amarnos.

Diciembre.
Recibí una invitación a bailar, a vestir y a desvestir, a compartir un juego de adultos casi prohibido.
Y jugué, y jugamos.
Algo hemos bailado en estos 365 días (o noches), algo nos hemos vestido y desvestido, sólo tengo motivos para celebrarlo, porque esa luz, misteriosa, próxima, es la que ha iluminado, dándoles una pincelada de blanco satén a mis noches de Luna, encendiendo su cara más oculta.

Comentarios

  1. ALFREDO, estrenas el 2011 con un relato dominguero que no juevero, mes a mes, goteando deseos, añoranzas, soledades, renuncias y esa imagen en los sueños y en la realidad hecha verdadera. Con tu portentosa naturalidad elegante, me conduces por una história cerca del mediterráneo, a bordo de trenes, tecleando desesperado, hasta que la mágia de aquel brindis de aquellas burbujas que obraron el encuentro, estalla en mi nariz y en mi vestido. !Brindo por tí! soñador de hermosas letras.

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  2. Que bonito relato Alfredo, muy tierno, muy sensible. ¿realidad o ficción?, lo dejas al juicio del lector, ¿no?.

    Un abrazo y feliz 2011 con o sin champagne.

    Abrazos

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  3. RONDA POR MI CABEZA UNA PLABRA...LUEGO OTRA..POR MI CABEZA RONDAN VOCES HECHAS FRASES...Y TAMBIÉN EL MIEDO...¡QUÉ SEGURIDAD EN LOS SUEÑOS! ¡QUÉ INSEGURIDAD EN EL MOMENTO REAL DE TOCAR LA TESTUD DEL TORO DESEADO! ¿ACASO DEBERÁ DE PASAR UN AÑO?
    ME HAS RECORDADO ALFREDO CIERTS MANIFESTACIONES DE ENSOÑACIÓN QUE ANDAN RONDÁNDOME POR LA CABEZA...
    GRACIAS POR ELLO..
    EN CUANTO A TU RELATO DE DOMINGO, COMO DICE LA GALAICA NATALÍ, CHAPEAU...
    ALGÚN DÍA LOGRARÉ ESTA SERENA CALMA QUE TRANSMITE ESTE RELATO...ME REFIERO A CUANDO ME PONGA A ESCRIBIR...
    BESOS, AMIGO.

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  4. Mientras te leía, en mi cabeza sonaba la canción de Mina, Un año de amor.
    Mientras te leía, pensaba en que los sueños sueños son.
    Mientras te leía, me sentía una intrusa espiando tu fantasía.
    Termino tu texto y me voy despacito, en silencio, saboreando la poesía de tus letras y escuchando en la radio una canción que dice "porque los sueños te darán, lo que la vida no te dá"...es que para soñar entre otras cosas escribimos.
    Te deseo un nuevo año de letras y sueños y porque nunca dejes de ser un encantador de sueños: un soñador
    Brindo por tus realidades también. Besos

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  5. me gustan y sigo sin falta desde que te conozco tus sorprendentes sueños que dan pie palabra a palabra, a preciosas realidades...

    besos

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  6. Excelente balance para un año que parece haber sido muy fructífero! jejeje :D

    Interesante manera de contarlo!

    Un abrazo!

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  7. Algo vivimos juntos, es una bonita expresión. Un fragmento de la vida enamorados, viviendo juntos o separados, dedicando sentimientos hacia otra persona que ocupó una parte o ese algo de nosotros.

    Un bonito paseo, Alfredo, mes a mes, sensacón tras sensación. Me gustó.

    Un abrazo y feliz noche de martes.

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