Este jueves, Relato. Cambio de senda.
Debió ser culpa del gélido Invierno, con sus cortos días, tristes y perezosos que nos obligan a recogernos en sus noches eternas. Tiempo de adversidades, tiempo que se consumía inexorablemente bajo la displicente derrota; pues de una derrota vital se trataba, aceptar sin más rebeldía convivir con esos tumores agresivos que a Alberto le ganaban la batalla.
A Violeta, el invierno le gustaba. Los días cortos le hacían regresar pronto a su casa, cerca de la estufa, con un café caliente y la novela de la noche, encontraba refugio de un día como tantos, sin expectativas ni sueños. La noche resultaba un refugio, donde el sueño no tenía ni nombres ni colores.
Desde que comenzó la batalla contra el cáncer, supo
que el tiempo tenía otra medida. La batalla le pertenecía
al médico. Ella, no luchaba, había encontrado la exacta
medida de la vida: el hoy. Por fin, la apuesta era al presente.
De su rostro desaparecieron señas de identidad que le acompañaban siempre, gestos espontáneos que dibujaron su personalidad, aquellos que enamoraron, que sedujeron, que alegraron con efecto "dominó" todo lo que sucedía a partir de él, él incluido.
Empezaba una carrera contra el cáncer, como todas, en inferioridad de condiciones, abrumado por la ansiedad, deprimido por la realidad y desarmado por su propia insignificancia. Aquel estuche de colores, se convirtió en una mala imitación de un resto de carboncillo, del que ni siquiera los grises antracitas dejaban constancia.
Cuando Violeta se miraba en el espejo, advertía un brillo nuevo en sus ojos. Algo en el fondo de su mirada
se perpetuaba en esa milésima de segundo, donde la realidad era tan palpable como el agua y el jabón. Nunca sedujo a nadie con su rostro, su sonrisa nunca brilló para ninguna ocasión especial. Su pasado languidecía archivado con olor a naftalina sin ninguna mención especial.
Comenzó el tratamiento con reparos, sólo esta serie para que su conciencia esté tranquila. Tenía mucho que hacer, como para consumir horas en un hospital viendo prolongar lo que para ella era inevitable: una vida inútil si tuviese futuro.
Era Invierno en el cuerpo y también en el Alma. Aún no había empezado la batalla y Alberto, la daba por perdida. Sin embargo, tenía que abrir su mente a esa poca luz que entraba por las rendijas de un tiempo que todavía era suyo.
En Invierno los domingos y los lunes saben igual, a rutina monocolor, a grises bajo cero. Llenó sus bolsillos de ansiedades y caminó un trecho por el parque, pero era domingo y salió el Sol.
Ahora hasta un domingo cualquiera, anodino y tan plural
era un momento especial. Todo estaba concentrado allí.
Cualquier paseo era un deleite, porque no había nada que esperar, sus bolsillos estaban vacíos de expectativas y sólo deseaba respirar así y beberse de un trago ese luminoso día…
Alberto reconoció a Violeta de sus esperas en la consulta, no entendía su positivismo, su sonrisa natural, la forma divertida de llevar los pañuelos que escondían su infortunio.
No tendría mayores motivos que él para evitar sumirse en el drama. Sin embargo algo le decía que aquella mañana, ese mujer tenía algo para él.
Violeta reconoció a Alberto de sus esperas en la consulta,
No entendía su pesimismo, su tristeza permanente, la forma dramática de recrear su tiempo en exteriorizar su infortunio. Pensó que esa coincidencia no era gratuita, y se le presentaba la oportunidad de regalarle la esperanza. No todo estaba perdido como parecía creer él, y en cualquier caso un cambio de actitud le enfrentaría al incierto desenlace cogiendo el lápiz con la mano y dibujando el porvenir con colores.
A partir de ese encuentro, se inició un cambio de senda para ambos.
Amigo, gracias por la mención. Me tomó de sorpresa (agradable por supuesto). Sabe? somos un buen equipo.
ResponderEliminarun abrazo.
!!Menudo tándem¡¡¡
ResponderEliminarMe ha gustado, me ha emocionado, lo guardaré en mi yo más profundo, pues nunca se sabe...
Me gustaria ser Violeta, siempre.
La que todo lo pinta de colores.
La que no sabe de grises.
La que siempre tiene una sonrisa.
La que piensa en el mañana.
La que espera cada dia que salga el sol.
La que sabe que después de la tormenta, sale jubiloso el arco-iris.
Sois como un cielo lleno de estrellas, mis queriods amigos.
MMMUUAAAAAAAAAAA
Bien por ellos que se animaron a iniciar algo aunque el momento, en principio, no resultara ser el más oportuno.
ResponderEliminarUn abrazo.
A cuatro manos este intensísimo relato sobre la forma diversa de asumir el cambio hacia la nada.
ResponderEliminarCas y Alfredo, especialmente me ha sacudido este relato muy de cerca, esas líneas en especial:
"Aquel estuche de colores, se convirtió en una mala imitación de un resto de carboncillo, del que ni siquiera los grises antracitas dejaban constancia"
Olga no era Violeta pero se le parecía en su forma de encarar la lucha, casi hasta el final, Olga pintaba a todo color.
Besitos a ambos.
El dúo dinámico! describiendo una situación límite vista desde dos ángulos opuestos.
ResponderEliminarA Alberto lo supera la situación; para Violeta es casi un desafío, una liberación también; ya no espera nada y esto la sitúa definitivamente en el hoy, está encantada con eso.
El contacto mutuo los hará cambiar o siquiera modificar el rumbo? quien sabe ...
Abrazos Alfredino y Amigueta!
.."y en cualquier caso un cambio de actitud le enfrentaría al incierto desenlace cogiendo el lápiz con la mano y dibujando el porvenir con colores".UFF,profundo,amigo Alfredo una manera creativa de entrelazar dos vidas,dos actitudes sobre una misma realidad fusionandolas hasta dejar escurrir el almibar de la escencia vital.
ResponderEliminarEste relato exige dedicacion y tu particular singularidad puesto a pleno,por lo tando se me ocurre ofrecerte gratitud sin mas.
Ohh Alfredo me toca el tema de lleno ante el cancer de mi madre,,,lo siento no puedo seguir escribiendo...me emociono mucho.
ResponderEliminarPrimavera
El superar una enfermedad es dificil; pero acompañado supongo que sabe mejor. Aqui si que se debe de cambiar de senda para asumir lo que nos pasa.
ResponderEliminarMe ha gustado vuestro tandem.
Un abrazo
Dos formas diferentes de afrontar una misma situación. Estoy segura de que la Vierza y el positivismo de Violeta hará que su compañero vea la vida de forma diferente.
ResponderEliminarMe ha encantado la forma en la que has mezclado las dos historias con un mismo fondo.
Un abrazo
Enhorabuena por describir tan cercanamente dos opciones ante la misma y terrible situacion de los pacientes oncologicos.
ResponderEliminarEn nuestras facultades falta una asignatura que deberia ser principal, "Relaciones con los pacientes", la forma de plantear los tratamientos y las opciones esfundamental y no siempre se acierta al hacerlo.
Un abrazo
bien, señor y señora...me habeis remitido a lo que este jueves ha escrito yonky...es decir, a la toma de conciencia de que la muerte es y existe, a la toma de conciencia de que somos mortales...él, si mal no recuerdo, se inclina por hacerse uno con el mundo, decide aprovecharse del mundo, de sí mismo, decide beberse el mundo...asi hace la mujer...al menos, la mujer no es que luche, acepta...y desde luego, de la aceptacion, señor y señora, nace la posibilidad de hacer camino, pues el tipo...ay, la rendicion, casi cualquier tipo de rendicion supone la muerte anticipada...
ResponderEliminardesde luego que me ha gustado que la historia termine asi, con positividad...
en cuanto al engarce que han hecho el señor y la señora, en cuanto al acople de eso de escribir a cuatro manos...jodeseeee, que habeis estado genialesssss...
beso, cass
saludazos, amigo alfredo.
Gustavo
Ante todo enhorabuena por ese equipo que habéis creado para darnos la visión de dos sendas ante esta enfermedad. Por desgracia en mi trabajo trato con muchos Albertos y muchas Violetas, digo por desgracia porque es muy dura la lucha, se desdibuja la sonrisa, siempre hay que mirar hacia adelante porque sale el sol. Preciosa visión de la distinta senda de aceptación que es un primer paso para la dura andadura a la que se enfrentan. Un beso a los dos. Formasteis un buen equipo
ResponderEliminar¿Que te digo, Alfredo? El relato es pleno, la actitud de Violeta es maravillosa, plena lucidez ante lo irremediable. He vivido ese ejemplo en, al menos tres seres queridos, uno el mes pasado y creo que hoy me espera un ejemplo de lucidez semejante en una cena de familia.
ResponderEliminarMaravillosos los detalles, las metáforas.
Nada más que un abrazo.
Un buen equipo formais vosotros dos siempre.
ResponderEliminarPerfecto relato de dos formas completamente distintas de afrontar un duro reto.
Creo que me gustaría ser Violeta en un trance así, pero como nunca se sabe como vamos a reaccionar, pido encontrarme una Violeta en mi camino que me enseñe a pintar la vida de colores.
Ojalá todos tuviéramos alguien así en nuestro camino por la vida.
Me ha emocionado vuestro relato
Un beso para los dos
Amigos, gracias por vuestros comentarios, en mi nombre y en el de Cass.
ResponderEliminarA veces hay relatos que exigen un esfuerzo de inventiva, de imaginación, aunque al final puedan parecer reales.
Este, por desgracia lo tenemos demasiado cerca para que inventemos nada, conozco ambos casos. Incluso yo he pasado por esa situación que superé afortunadamente con el tratamiento adecuado e inmediato.
Por lo demás sigue siendo un relato en el que mimo su ejecución al igual que todos vosotros
Que dueto que formaron!
ResponderEliminarQue manera de transmitir como un torrente tantas emociones. Tuve que frenarme para leer mas despacio de lo avasallante del relato. Violeta que nunca tuvo brillantez en su vida, parece que la mala fortuna no le s una compañera extraña, y a Alberto se le presentó todo un abismo en frente de sus narices.
Muy bueno!
Alfredo,
ResponderEliminarperdona que llegue tan tarde. Felicidades primero por el equipo que habéis formado tú y Cas. El resultado ha sido un gran relato que nos hace pensar a todos, a la vista de los comentarios que me he permitido releer.
Me gusta el juego de opuestos constante mantenido de principio a final: el frío del invierno interiorizado en Alberto... ella arrebujada delante de la estufa con un cafetitto caliente... Las noches eternas para él... el refugio de las noches para él... Oscuridad en él... luminosidad en ella... Ese carboncillo que le queda a él... ese abanico de colores en las manos de ella... Y finalmente el encuentro. Muy bueno. Enhorabuena a Cas también, ¿vale?