...La Paz, de la Baranda
La Baranda, es un Hotel Rural ubicado en el casco antiguo de Chulilla, en la comarca de la Serranía del Turia.
Este, es un edificio de reciente rehabilitación. Proyecto diseñado y dirigido por la propiedad, con un óptimo resultado en el que las referencias y respeto a la construcción original son manifiestamente acertadas, presencia constante de una viguería de madera aprovechada y una sillería de piedra natural que siguen delimitando los accesos entre plantas, en contraste muy equilibrado con el tratamiento de las nuevas puertas de paso, estructura añadida de hierro negro o acero y alguna referencia al hormigón natural, un pavimento porcelánico gris marengo en el hall, salones y zonas de transito, da paso a una tabla de pino natural como suelo en el interior de sus siete habitaciones, actuando todo el conjunto como un espacio escénico, en el que los actores, cuando se hacen visibles, interpretan una verdadera obra de recogimiento.
La Terraza es un mirador de 80 m2. con una magnifica panorámica de las Hoces del Turia, varias mesas de forja y en las zonas ajardinadas un sin fin de objetos en posición de descanso, algunos de ellos pintados con colores que nos recuerdan el bosque de Oma en el que el pintor y escultor Agustín Ibarrola, trabajo sobre los troncos de los árboles, dejándonos una Obra de gran colorido e intención.
Como todo buen lugar de descanso que se precie, La Baranda también dispone de una zona Spa. Reducida y muy intima, equipada con piscina climatizada y Hammam con cromoterapia.
Dos estancias llaman la atención por la calidez y pureza de su Decoración, la sala de Desayunos (el hotel, no da comidas, ni cenas) con una gran mesa donde se comparten los cafés, los zumos caseros y bollería del pueblo, todo ello recién elaborado, perdiéndose la mirada a través de los ventanales con una visión cinematográfica de las espectaculares hoces y demás gargantas horadadas al paso del Turia.
Y el salón de lectura y descanso, (que no, de Televisión) con amplias zonas de asiento, reproducciones de piezas de Mies van der Rohe y Verner Panton, una chimenea que es el corazón de la estancia y varios ventanales con vistas por un lado a la terraza ajardinada y otro a la montaña.
Un servicio, discreto, atento e impecable, formal y no obstante entrañablemente familiar, en definitiva un espacio para el reencuentro y el descanso en un entorno natural envidiable.
Este, es un edificio de reciente rehabilitación. Proyecto diseñado y dirigido por la propiedad, con un óptimo resultado en el que las referencias y respeto a la construcción original son manifiestamente acertadas, presencia constante de una viguería de madera aprovechada y una sillería de piedra natural que siguen delimitando los accesos entre plantas, en contraste muy equilibrado con el tratamiento de las nuevas puertas de paso, estructura añadida de hierro negro o acero y alguna referencia al hormigón natural, un pavimento porcelánico gris marengo en el hall, salones y zonas de transito, da paso a una tabla de pino natural como suelo en el interior de sus siete habitaciones, actuando todo el conjunto como un espacio escénico, en el que los actores, cuando se hacen visibles, interpretan una verdadera obra de recogimiento.
La Terraza es un mirador de 80 m2. con una magnifica panorámica de las Hoces del Turia, varias mesas de forja y en las zonas ajardinadas un sin fin de objetos en posición de descanso, algunos de ellos pintados con colores que nos recuerdan el bosque de Oma en el que el pintor y escultor Agustín Ibarrola, trabajo sobre los troncos de los árboles, dejándonos una Obra de gran colorido e intención.
Como todo buen lugar de descanso que se precie, La Baranda también dispone de una zona Spa. Reducida y muy intima, equipada con piscina climatizada y Hammam con cromoterapia.
Dos estancias llaman la atención por la calidez y pureza de su Decoración, la sala de Desayunos (el hotel, no da comidas, ni cenas) con una gran mesa donde se comparten los cafés, los zumos caseros y bollería del pueblo, todo ello recién elaborado, perdiéndose la mirada a través de los ventanales con una visión cinematográfica de las espectaculares hoces y demás gargantas horadadas al paso del Turia.
Y el salón de lectura y descanso, (que no, de Televisión) con amplias zonas de asiento, reproducciones de piezas de Mies van der Rohe y Verner Panton, una chimenea que es el corazón de la estancia y varios ventanales con vistas por un lado a la terraza ajardinada y otro a la montaña.
Un servicio, discreto, atento e impecable, formal y no obstante entrañablemente familiar, en definitiva un espacio para el reencuentro y el descanso en un entorno natural envidiable.
me va a ser imposible visitarla amigo Alfredo,no obstante voy haciendo boca con su posteo que me sirve como consuelo al menos.
ResponderEliminarsaludos
Pues la verdad es que dan ganas de ir...ya!! Lo que cuentas es tentador y lo que se ve es precioso, por gustar me gusta hasta el nombre. ¡Gracias!
ResponderEliminarYo y mi esposa nos hemos pasado varios fines de semana en este pueblo tan bonito, el alojamiento del que hablas no lo conocemos, y en cuanto a lo que comentas de que no dan cenas ni comidas. No lo acabo de entender, ¿Entonces donde se come? Lo poco que conozco de Chulilla no hay ningún establecimiento ni gastronomía al nivel de este establecimiento.
ResponderEliminarUn saludo
Se ve muy tentador!...poco probable que lo visite por ahora, pero bueno...tomaré nota!
ResponderEliminarun abrazo!
Esperá que tomo un lápiz.... CHHUUUUU....LLLIIII....LLLAS.
ResponderEliminarYa está! tomé nota y formará parte de mi viaje por tus tierras.
(no podés poner esa música....no podés...jajaja)
un abrazo, buen miércoles.
Hay Alfredo, eso mismo me hace falta ahora... (Me lo recetó mi médico jajajaj)
ResponderEliminarPero mira en que follón me veo...
Pero, como dice Cass, tomo nota.
Por cierto esas Hortensias secas tan bonitas, y que a mi me encantan, en mi terraza de Vigo las cultivé y luego las ponía a secar dentro de un armario, colgadas boca abajo y ahora tengo dos ramos preciosos!!!!
Un besito