Sábados Literarios de Mercedes. Testamento
Dijo que se llamaba Jacobo, pero que importa, cualquiera en sus circunstancias podría haber mentido. Su pobreza, si que era real.
Mal vestía con harapos sucios que en su día fueron un traje a medida, su edad indefinida, era la de un viejo que peinaba canas en una casposa y enredada melena blanca.
Jamás fue prudente y ahora el frío y la calle, amenazaban con negarle la vida una madrugada cualquiera. Absorto, escribía con lápiz corto en las partes no impresas de un diario de izquierdas:
“Por si acaso y para que no hayan dudas ni disputas, dejo mis pertenencias a:”
El carro de la compra que cogí prestado del “super” y que desde hace tiempo es a la vez mi armario y despensa se lo dejo a D. Juan Roig, dueño de Mercadona, (al rey, lo que es del rey).
A Pilarín, la rubia de bote de la peluquería de enfrente, le dejo esta mata de rebelde pelo que una vez fue rubio de verdad, (ella ya sabrá como teñirlo)
Estos 2’25 euros que guardo, son para el director del Banco Popular de aquí al lado. Que me abra una libreta, un plan o lo que sea (todo menos jugar en bolsa, me preocuparía perderlos)
A Maria, que me baja leche caliente y galletas con su nombre y que es mayor que yo, pero se conserva mejor, (bendita familia) le dejo la cantinela que tanto le gusta escucharme cada mañana. (ahora le puedo confesar que es “te quiero, te quiero” de Nino Bravo en una versión ininteligible)
Al Generalísimo, esté donde esté, (espero, que en los infiernos) le dejo estos trozos de metralla, que me han tenido con el cuerpo roto desde los 16 años. (hasta los que soñé, con ser un gran deportista)
A Micaela, la niña del portal 22, que nunca me ha tenido miedo, le dejo el mío, para que lo conozca y nunca lo repita, (al final te das cuenta, de que no merece la pena)
A Julio, el ciego de la esquina, le dejo este libro sin tapas, sólo para que lo abrace entre sus manos, son poemas de Marti i Pol (si, ya se que está ciego, pero que mas da, tampoco sabe catalán)
A Alfredo, ese señor serio que siempre me mira a los ojos, que no se de donde viene ni a donde va, pero que comparte conmigo ese instante de segundos cómplices, le dejo esta última mirada (le decís que con ella, me despido de todo lo bueno que he vivido en esta vida, que algo ha habido)...
Jacobo, no pudo llegar a los diez legados, el frío de esa madrugada de invierno se lo llevó para siempre.
Mas Testamentos, si te paseas por el Alambre
Mal vestía con harapos sucios que en su día fueron un traje a medida, su edad indefinida, era la de un viejo que peinaba canas en una casposa y enredada melena blanca.
Jamás fue prudente y ahora el frío y la calle, amenazaban con negarle la vida una madrugada cualquiera. Absorto, escribía con lápiz corto en las partes no impresas de un diario de izquierdas:
“Por si acaso y para que no hayan dudas ni disputas, dejo mis pertenencias a:”
El carro de la compra que cogí prestado del “super” y que desde hace tiempo es a la vez mi armario y despensa se lo dejo a D. Juan Roig, dueño de Mercadona, (al rey, lo que es del rey).
A Pilarín, la rubia de bote de la peluquería de enfrente, le dejo esta mata de rebelde pelo que una vez fue rubio de verdad, (ella ya sabrá como teñirlo)
Estos 2’25 euros que guardo, son para el director del Banco Popular de aquí al lado. Que me abra una libreta, un plan o lo que sea (todo menos jugar en bolsa, me preocuparía perderlos)
A Maria, que me baja leche caliente y galletas con su nombre y que es mayor que yo, pero se conserva mejor, (bendita familia) le dejo la cantinela que tanto le gusta escucharme cada mañana. (ahora le puedo confesar que es “te quiero, te quiero” de Nino Bravo en una versión ininteligible)
Al Generalísimo, esté donde esté, (espero, que en los infiernos) le dejo estos trozos de metralla, que me han tenido con el cuerpo roto desde los 16 años. (hasta los que soñé, con ser un gran deportista)
A Micaela, la niña del portal 22, que nunca me ha tenido miedo, le dejo el mío, para que lo conozca y nunca lo repita, (al final te das cuenta, de que no merece la pena)
A Julio, el ciego de la esquina, le dejo este libro sin tapas, sólo para que lo abrace entre sus manos, son poemas de Marti i Pol (si, ya se que está ciego, pero que mas da, tampoco sabe catalán)
A Alfredo, ese señor serio que siempre me mira a los ojos, que no se de donde viene ni a donde va, pero que comparte conmigo ese instante de segundos cómplices, le dejo esta última mirada (le decís que con ella, me despido de todo lo bueno que he vivido en esta vida, que algo ha habido)...
Jacobo, no pudo llegar a los diez legados, el frío de esa madrugada de invierno se lo llevó para siempre.
Mas Testamentos, si te paseas por el Alambre
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOhhhh pobre Jacobo, me dió pena.
ResponderEliminarPero pobre peluquera con esa mata de pelo casposo ahjajajaj!
Y el ciego que además no sabe catalán??? La verdad que le daba lo mismo ver o no, tenía razón Jacobo.
También me gustó lo de los euros, y bueno, no dicen que el ahorro es la base de la fortuna? Por lo menos tenía 2,25 E ...
Me hiciste reir con este testamento
un abrazo
Estupendo!!...me encantó el estilo mordaz y el humor irónico-trágico que muestra tu texto!
ResponderEliminarHasta cada rato!
Un relato lleno de fina ironía. Muy mordaz y corrosivo.
ResponderEliminarUn gran sentido del humor. Lo pasas bien cuando lo lees.
Un saludo afectuoso.
Estupendo, sin duda...
ResponderEliminar¿Cuantos como Jacobo? Con su historia desconocida, con su miseria y con su ternura, gran humanidad, con sus recuerdos.
ResponderEliminarÁlguien quiso a Jacobo, ese señor que lo miraba, la mujer que le daba leche, la niña, Julio...al cual alguien le leerá, traducidos, los versos de M. Pol.
Odió a Franco con todo derecho, es el único odio que deja, Jacobo.
No se fue del todo solo, esa fría madrugada.´
Alfredo, le diste vida ante nuestros ojos, segundos antes de morir, gracias en nombre de Jacobo y de los que son como él. Bsito, natalí.
Este relato ha sido, no se como decirlo, interesante. Nos haz traido las últimas palabras de una persona que vive en soledad. Como dice Natàli no se fue del todo sólo, habían muchas personas que estaban a su alrededor que de una forma u otra sabían que existia y creo que eso le da sentido a la vida.
ResponderEliminarUn besote!
Alfredo, tierno, imaginativo, didáctico, real por las situaciones.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Me he reído mucho con lo del director del Banco Popular....
Seguro que era un buen hombre!!!
Un besito.
Me quito el sombrero, me ha encantado el testamento.
ResponderEliminarTiene esa ironía que acompaña a nuestras vidas sin que la veamos, es directo, sincero y con poco dice muchisimooo.
Felicidades.
Es un placer leerte.
Besotes.
Paola.
UN verdadero disfrute de imaginacion y sensibilidad hacia esos seres anonimos con derecho a ser felices como cualquier mortal sobre esta tierra y a poder soñar porsupuesto.
ResponderEliminarMuchas gracias Alfredo,de verdad.
abrazos desde este Montevideo
Todo el mundo tiene algo para dejar en herencia. Solo hace falta mirar con atención los ojos de quienes se nos cruzan por el camino. Por algo te dejó ese legado.Yo en su caso te dejaría también las gracias por haberlo sabido ver. Un beso y un buen fin de semana. Por aquí.... detrás de los cristales, llueve.
ResponderEliminarMe detengo justo detras de tu ironia y por un momento he querido ser la destinataria de los tesoros de Jacobo. Que riqueza dan los que nada tienen.
ResponderEliminarUn beso
Hola, Alfredo, estoy dando otra vueltecita más sosegada por algunos blogs. Ya ves, unas veces me falta tiempo y otras, aquí estoy, oteando el horizonte por si aparece algún rezagado. No espero que nadie comprenda los arañazos que tengo que dar a las horas para estar en todas partes y en ninguna.
ResponderEliminarBueno, quería decirte que el testamento de Jacobo encierra esa dignidad como persona de la que nadie puede desprendernos. Sus posesiones eran su mundo y seguro que también su reino.
Rescatar el testamento de alguien, aunque sea tarde, bien vale un silencio y una reflexión.
Un abrazo.
alfred0, nunca he tenid0 mas alla de para t0mar uncafe..¡y un p0c0 mas¡¡¡, clar0 esta¡¡¡ asi que el p0c0 mas, para ti...en ese p0c0 mas, te l0 pued0 asegurar esta una s0nrisa y un mied0 y un sueñ0 y...
ResponderEliminarmuy buen0000000000¡
gracias.
Pasa por mi blog, hay un gadget a la derecha con información importante.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Realmente espectacular, me ha impresionado todo lo que es capaz de trasmitir
ResponderEliminarUn abrazo de Mar
Una ironía que te deja helada y te hace pensar, y mucho, en el mundo que vivimos.
ResponderEliminarUn abrazo
Tambièn os dejo mi memoria, la que tenèis de mì vosotros, aquellos que me detestàsteis.
ResponderEliminarAhì, sì que no puedo hacer ya mucho. Solo lo he intentado algunas veces. Mejorarme.
Esto, como es obvio, ni siquiera lo pongo por escrito. Eso es una idea, que me viene.
Alfredo, bonito, tu relato, Inspirador.
Un saludo,
Tèsalo
Me llevo tu testamento y te dejo un caramelito. Ánimo. ¡Suerte en el concurso!
ResponderEliminarAlfredo,
ResponderEliminarAyer lei tu relato y te contesté en mi blog, por problemas tecnicos.
Como no sé si lo habras leido, te lo traigo aqui.
Te digo lo mismo que a Balamgo, habeis hecho los dos un relato genial, pero no de vuestro propio testamento, sino, en tu caso de Jacobo.
¿Te daba yu-yu hacer el tuyo propio? ¿O no querias herir sensibilidades? jajaja
Besitos
Yo creo que conocemos a muchos Jacobos, todos con historias diferentes que contar para no ser escuchadas por nadie, porque parece que nadie tiene tiempo. Divertido testamento porque pobre mujer rubia de bote y rico Banco Popular que seguro que sale del aprieto gracias a nuestro amigo.
ResponderEliminarDivertido, tierno, amargo porque no llegó al 10...
un saludo,
Juanma
PD: en el primer frío que has puesto tienes mal el acento y lo has colocado así "frió" Seguro que es un despiste,
Que sincera manera de escribir, sin renunciar a esa chispa ávida de humor, jaja, sencillamente genial
ResponderEliminarAlfredo, me has emocionado, sobretodo con ese señor serio que le mira a los ojos. Cuanta humanidad se desprende de este texto. Gracias compañero.
ResponderEliminarPetons desde una girona tramuntanada.
Gracias, Alfredo. Eres todo un señor.
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Pasa este osito a las personas qe quieres muchisimo y no quieres que cambien nunca. (espero recibir el osito).
Si recibes entre 2-4 ositos te quieren
Si recibes entre 4-8 ositos te quieren mucho
Si recibes entre 8-10 ositos te quieren muchiiiisimo
Espero qe yo sea una de ellas!!
Besos
...pensaba, dedicar una letras a agradecer los comentarios recibidos, que como siempre han sido muy generosos y amables, pero el OSO me ha dejado sin sitio, intentaré anticiparme la próxima vez.
ResponderEliminarMuchas gracias
Esta es una invitación personal e intransferible a tomarse cinco (5) copas en mi blog y actuar en consecuencia. Como carta de presentación, tu versión de las intimidades de una nevera. A partir de las 0.00 h se te asignará una nevera móvil. ¡Echa a volar esa imaginación!
ResponderEliminarUn abrazo de la coordinadora de neveras móviles...