Este jueves, relato: Terrorismo animal.
El atentado. Ansiaba acabar cuanto antes con aquella desagradable pero necesaria misión. Como en ocasiones anteriores, su sinrazón apareció abriéndose paso con deseos de venganza. Miró a su alrededor para asegurarse de que controlaba el momento, las distancias, los efectos. No podía permitirse el más mínimo error. La oscuridad era su aliada y con la luz que salió de su linterna iluminó el lugar que se vislumbraba como posible campo de acción. Su objetivo era claro: golpear de lleno y con sorpresa al enemigo, acabar con él y reconciliarse consigo mismo. Dobló el periódico con precisión geométrica y… ¡Zasssss! el mosquito quedó pegado a los titulares del día. Más terrorismo de estado en Gustavo