Cuento de Navidad
24 de diciembre.
En
el Centro Comercial busco la sección de música, suena mi móvil… un cliente:
—Necesito
el proyecto… ¡Mañana!
Alterado
llego al mostrador de ópera, no recuerdo…, ¡ah, sí! La Traviata de
Salzburg.
—Lo
siento, pero acabo de vender la última.
En
la calle, tropiezo con un indigente:
—Dame
para
un café.
En
mi bolsillo, reconozco una moneda de 2 euros, no quiero, delante de él, sacarlas
todas y elegir la de menor valor.
Suena
el móvil, es el banco:
—¡Tienes
la cuenta «en rojo»!
Intento
relajarme.
De
nuevo el móvil.
—Ha
llamado la imprenta, las fotos no sirven.
Sigo
sin regalos. Paciencia. En la puerta de la librería, una gitana insiste en leerme
el futuro:
—Por
«unas moneas» te leo la mano.
El
libro no ha llegado.
—Don
Tomás, esta mañana necesito ausentarme; el carpintero quiere cobrar; su mujer, que no olvide lo de la tintorería; Ramírez no ha hecho la transferencia.
Desesperado
llego a casa y…
—Señor,
estoy en el paro, vendo doce calcetines por doce euros.
—No me interesan —Pero, lo pienso y le llamo—.
A continuación, el parado se marcha sin los doce calcetines y con mi móvil en el bolsillo.
Es genial!!! Me has alegrado el día. Besos.
ResponderEliminarLa alegría es compartida. Gracias por visitarme. Abrazos
Eliminar¡ ¡¡Jajajaja muy, muy bueno!!!!!
ResponderEliminarFelices Fiestas querido amigo. Abrazo grande.
Recíprocas las felicitaciones. Un abrazo navideño.
EliminarNo quería que vieran las moneadas y le han birlado el móvil .. el destino ajja. Una muy feliz Navidad.
ResponderEliminarEs que por más Navidad que sea, la dicha nunca es completa. Abrazos.
EliminarTambién podría haber pasado, que el protagonista haya cambiado el celular por las medias. Con idénticas consecuencias para el vendedor de medias.
ResponderEliminar