A propósito de... «Peinar el viento» por Andrés Amat Gomar

 


A propósito de «Peinar el viento».

Terminada la lectura de "Peinar el viento". Aprobado, casi notable (no te digo notable, casi notable alto, para que sigas recordando que eres mortal). En el comentario anterior ya te hablé de la mejora encontrada respecto a las preguntas ¿quién, cuándo y dónde? Faltaba el veredicto, digamos mejor el dictamen, pues lo de veredicto suena demasiado a sentencia judicial, sobre ¿por qué? Te refresco la memoria, a este respecto, con lo dicho en mi análisis de las galeradas: "En cuanto a de qué va la novela, me ha dejado con la impresión de que ni mar ni montaña, ni carne ni pescado. ¿Género negro? No. Según las reglas del género, el muerto o los muertos, eso dicen (tampoco hay que tomarlo al pie de la letra), han de ir al principio, y aquí aparecen a media novela. ¿Novela de relaciones sentimentales, en la línea de Cien días de otoño? Por ahí, por ahí, pero no del todo. No sé, veo un batiburrillo donde no queda del todo claro de qué se pretende hablar". Este reparo al ¿por qué? queda ahora paliado, atenuado, pero no superado del todo, por la mayor claridad narrativa conseguida con la revisión. Las objeciones que podría seguir haciendo serían mejor tratadas en una conversación con un café delante. A ver si la dichosa pandemia nos deja de una vez. Pero no te preocupen en exceso. Al fin y al cabo, la obra ya no es borrador ni galeradas, sino libro definitivo (por cierto, muy bien editado; mis felicitaciones a Eva Lucía). Y es posible que esas objeciones, relativas principalmente al desarrollo de los personajes, sean más que subjetivas, proviniendo de alguien como yo que tal como, nada veladamente, he dicho de mí mismo ("In Gold we trust", quinto relato de "Los que viven por sus manos"): "Y esto es de 1001, parágrafo 906: Lo que a ti te ocurre, recordó Segismundo que le dijo un día su exmujer (cuando aún no lo era), es que no te interesan las personas. Lo que se repite, en versión no corregida y sí aumentada, en Enigma, segunda parte de su tríptico: Nunca serás un verdadero escritor, me dijo ese último día, con un húmedo, paralelo y doliente brillo en la mirada. Te interesan mucho las teorías, las abstracciones, las ideas. Pero no te interesan nada, absolutamente nada, las personas".

Vamos, que en casa del herrero cuchillo de palo. Y objeciones parecidas las he pensado estos días con respecto a un tal Ernest Hemingway, del que por fin he leído lo que de él me faltaba por leer (y que, para mi vergüenza, no era poco). Así que no te consideres demasiado duramente criticado.

Andrés Amat Gomar (Escritor, corrector, crítico, lector "0"... amigo)

Comentarios

  1. Me temo que has exagerado un tanto mi currículum. Lo de amigo, nada más cierto. Lo de lector "0", también. Pero lo demás..., digamos que en la sombra, muy en la sombra.

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