COT_idianeidades: 2 òperas 2

                    


Días de confinamiento, de mini vacaciones forzadas o de maxi puentes intangibles, días de horas libres, de ocio descontrolado y disposición para recuperar actividades caseras y situaciones aparcadas en la que está siendo una época incómoda y excesivamente larga. Sin saber cómo, instintivamente, se extiende el brazo a la estantería donde reposa ese libro por terminar, ese capítulo por escribir, esa película por ver de nuevo o esa música que recordabas con cierta distancia, que habías olvidado y que siempre querías volver a escuchar.

En esas estaba, cuando en el fondo de una hilera de DVDs reparo con sorpresa en dos óperas que creía perdidas o prestadas, que casi viene a ser lo mismo: La Traviata de Aix-en-Provence (2.003) y La Boheme de Sydney (1.990).  

Tengo que reconocer que no son dos grabaciones de referencia, pero por tratarse de lo que se trata y recordando que su estética en su día me fue enormemente reveladora, alimento la posibilidad de una revisión casi inmediata. Han pasado muchos años. Otras versiones en DVD y en directo he presenciado y evidentemente el impacto no es el mismo que el de entonces, pero me las calzo una detrás de otra. Vacío la caja de bombones, lo cual me traerá mas tarde algún que otro contratiempo familiar pero, no importa, he aprovechado la tarde. Puccini, Verdi y los bombones se me salen por las orejas y me han dejado una maravillosa sensación de felicidad. El confinamiento, lo es menos desde este momento.

Baz Luhrmann, en 2003, llevó su producción de La Boheme al Teatro Broadway en la ciudad de Nueva York. Reambientada en los años 50, los cantantes representan una edad y un físico que suaviza el crudo salto imaginativo al que nos tenían acostumbrados con un poco agraciado bohemio Rodolfo o una robusta Mimí enferma de tisis.

Las Interpretaciones son correctas, suficientes, especialmente las del tenor David Hobson y la soprano Cheryl Barker, ambos australianos; sus voces son bastante livianas y adecuadas a los roles, puesto que el énfasis está, según Luhrmann, en hacer la historia emocionante y no en la perfección musical. La Producción grabada en vivo en El Sydney Opera House, permite mediante planos cortos ver a los cantantes desde más cerca, lo que le da cierta credibilidad y un aire de verosimilitud que se aprecia solapada con una actuación acertada o al menos no tan amanerada como era lo habitual. Y todo esto sobre un permanente fondo de tejados abuhardillados que nos recuerda la estética del Moulin Rouge, en especial viendo a Rodolfo y Mimí cantando O Soave Fanciulla en una azotea, frente a un gran letrero que dice L'amour.

Para los fans de la ópera, en Francia, el año 2003 se suponía que iba a ser el año de La Traviata. Dos montajes compiten en el país galo, en los festivales líricos de Aix-en-Provence y el Chorégies d'Orange, se ofrecen dos candidatas para la Violeta de Verdi, Mireille Delunsch e Inva Mula.

La producción de Aix, conducida musicalmente por Yutaka Sado y con dirección de escena de Peter Mussbach, estaba prevista para principios de julio con una retransmisión televisiva de cobertura nacional. A finales de junio, sin embargo, una tormenta política estalló con un paquete de reformas para los trabajadores temporales en las artes del espectáculo. Las huelgas y protestas forzaron la cancelación de ambos festivales.

La Traviata de Aix es una de sus primeras víctimas, pero sobrevive con una única actuación, en la que una radiante rubia platino Mireille Delunsch, bordea los límites de su arte. Filmado por Don Kent, con un punto de vista totalmente cinematográfico, expresando la dulzura, la emoción, explorando todos los registros de la soprano francesa, que vestida de un blanco inmaculado nupcial, evoca el icono del sacrificio atrapada por la tragedia, una producción atrevida con un brillante y largo flash back, que deja sin aliento al espectador y donde la escena se ve iluminada desde el asiento de un hipotético conductor, que presencia una sombra conmocionada que vaga por la carretera en una noche fría y lluviosa, personaje frágil que busca aliento en el escenario para lograr un equilibrio que el destino acaba negándole, lejos de usos tradicionales la visión de Mussbach funciona perfectamente incidiendo en todo momento que el fondo principal de esta ópera es la muerte.



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