Este jueves, relato: Internet



Vivimos de la imaginación.

Vivimos en un inmenso archivo de medias verdades y el contacto con la realidad no sólo nos decepciona, también nos paraliza. Nuestra sensibilidad se ve reducida a un ligero paquete de emociones que filtramos a golpes de ficción, e Internet es el Olimpo de ella.
Esta realidad irreal se produce como algunos acontecimientos espaciales a partir de unas extrañas e inusuales coincidencias naturales; casi tan rápida como un atardecer, como una conexión a ciegas, como un bautismo internauta: «Mi  nombre  es  I.P. 134.32.106.42, es lo único de verdad que exteriorizo. Las máquinas no se equivocan y esta identidad es la única real que manifiesto y no la puedo obviar. El nombre de mi blog, mi contraseña, mi perfil, mi foto, mis intereses, mi edad, mi signo zodiacal o el chino, son los que son, pero podrían ser otros bien diferentes. Un día se cruzó en mi camino internáutico el I.P. 23.127.89.33 y me dejó un comentario: "Hola, soy Altea, llego a ti a través del blog de Andrómeda y veo que tenemos muchas coincidencias, te seguiré leyendo, Besos"».
Uno empieza desnudo y cuenta sus medias verdades con la intención que como nadie las leerá, al final se las terminará por creer él mismo. Uno frente a nada o casi nada: «Hola Altea, gracias por tu visita, efectivamente tenemos muchas cosas en común (¿); a mí también me gusta lo que escribes. Besos».
El I.P. 143.32.106.42 se pregunta, quién y cómo será el I.P. 23.127.89.33 y se imagina (siempre imaginando) alguien sin rostro, de mensajes meditados y de narraciones fantasiosas. Adoramos la pasión del viaje por los mares de la Odisea y que los cantos de sirena nos mezan con sus siseos cibernéticos, el viaje a Ítaca ha empezado.
El I.P. 143.32.106.42 persevera y el I.P. 23.127.89.33 le corresponde y ambos asisten en el más ruidoso de sus silencios a un contacto virtual que les convulsiona y les reafirma en la bondad de Internet.





Comentarios

  1. Que bien lo has reflejado si algo hay de real es la I.P.
    Lo demás puede serlo o no, con nuestra imaginación nos convertimos en rostros .
    Una buena entrada.
    Abrazos cósmicos!!

    ResponderEliminar
  2. Somos más que una dirección IP...aunque a veces nos identifiquemos sólo x eso. Un abrazo bien real Alfredo 😁

    ResponderEliminar
  3. Wow!, me has dejado imaginando la escena, [toda]
    Abrazos

    ResponderEliminar
  4. Somos números en todas partes. Aquí, en la Seguridad Social, en el banco... y en la cola del metro.
    Realmente, somos, como dice Mujer de negro, algo más que eso pero solo unos pocos nos podemos dar cuenta de ello.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Me ha gustado mucho tu relato del encuentro de estos dos seres virtuales. ¿Surgirá la pasión entre ellos? Por esto mismo y porque, en general, creo que detrás de cada perfil hay un ser humano es que yi conozco personalmente a la mayoría de mis amigos del blog.

    Un abrazo, Alfredo

    ResponderEliminar
  6. Los IP, ese carnet de identidad de nuestra nos define. Nos permite ver qué te gusta, perfectamente, así sabemos que mi IP es dado a entrar en blogs de escritura, mirar viajes y comprar por Internet :-)

    Un abrazo y feliz día

    ResponderEliminar
  7. Un encuentro anónimo, ese que hemos tenido todos y que algunos tuvimos la suerte de convertir en personal. Gracias por participar. Un beso fuerte, querido amigo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario