Mujeres de Roma. Isabel Barceló (Uno de los muchos pellizcos).
Pasear
por Roma de la mano de sus «mujeres» es oír, entre susurros, grandes historias
de amor; percibir el peligro de innumerables magnicidios; advertir la
amenazante presencia de una traición; llorar exhausto de emoción ante un mármol de Carrara que, soberbia y exultante, te reta a vivir; abrigarte de una
secuencial llovizna en una cuesta que cambia el agua por gotas de sangre.
Porque
pasear por Roma acompañado del texto de Isabel Barceló, no es leer en sus
páginas ni echar de menos ilustraciones tan gratuitamente necesarias en otros
cuentos. Pasear con Mujeres de Roma
es oir a su autora, escuchar su ritmo narrativo, admirar y sorprenderse con sus
conocimientos…, dejarte llevar y encontrarlo todo donde parece que no hay nada.
Isabel habita en todas y cada una de las 450 páginas y su texto está grabado sonoramente en
vías, viales, plazas y colinas romanas.
Habíamos
comido en Suburra 1380, en la plaza del mismo nombre —cocina romana altamente recomendable—.
A dos pasos, nuestro siguiente objetivo: San Pietro in Vincoli.
Emoción a flor de piel, «Busca la belleza,
es lo único que merece la pena en este asqueroso mundo».
A mitad camino
entre la plaza y la iglesia hay dos tramos de escaleras separados por la vía
Cavour; el segundo, más próximo a san Pietro, requiere un descanso y, de nuevo,
la voz de Isabel: «la tramada de
escalones se estrecha y penetra en una rampante oscuridad por debajo de la
torre Borgia: esta era la cuesta del crimen».
Siento, oigo, palpo el muro y
la vista se pierde en la inmensa enredadera que esconde inundando de verde los
muros que fueron rojos de sangre.
Allí está Vanozza.
Allí está el recitativo de
Tulia, de los Borgia, de Trajano, de Tarquino, de Juan.
Allí está, porque así
lo vio una mañana después de dejar la colina de Gianicolo, Isabel Barceló que,
curiosa y pausadamente, atravesó el Trastevere para cruzar el río en busca de
historias de amor y muerte porque esas son, sin duda, sobre las cuales gira el mundo.
Qué delicia, Alfredo! Roma de la mano de Isabel y sus heroínas!... gracias por compartir parte del trayecto tan bien fotografiado... ayyy me dan ganas de volver!
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Muchas gracias por este recorrido que nos has brindado, Alfredo. Me ha emocionado. Un abrazo enorme.
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