Los domingos... Limpieza General. "Se Alquila" (Aireando viejos relatos)


     El cartel anunciaba la disponibilidad de la vivienda junto a un teléfono de contacto.

     Estaba yo, recién llegado a la Ciudad y mis días en la Pensión no tenían ningún futuro, necesitaba una casa con aspecto de Casa, con prestaciones de Casa, con un Baño para compartir con quien yo quisiera, con varias habitaciones o al menos una, en la que recrearme hasta tarde, sin que nadie me llamase a la puerta invitándome a bailar al ritmo de una aspiradora. Pero sobre todo, con una Sala donde elegir mis tiempos, mi distancia y mi compañía.

     Intuía que esa nueva casa había algo escondido entre aquellas paredes, había percibido un aura luminosa, que sin saber que era, me había seducido al momento. Una vez instalado, descubrí que aquella ilusión consumada, era la luz del Sol que entraba sin pedir permiso por aquella ventana casi desnuda, con tan sólo un camisón de gasa gris plata. Deseé conocer la visión maravillosa, que aquel agujero rectangular me brindaría del mundo exterior, imaginé paisajes, amores secretos, cuitas inventadas desde la oscuridad de mi anonimato, todos los colores de una vida, cuya efervescencia se adivinaba al otro lado de aquella ventana.

     Al principio no quise asomarme, reservaba el feliz descubrimiento para un momento más pleno. 
Una vez desempaquetado, ordenados los libros, y colgados en el armario los pantalones sin doblar. Ubicados los alimentos en la Nevera, las verduras bajo, las bebidas arriba y en medio el variado laterío que sería la base de mi sustento diario, elegí música para la ocasión… en el reproductor sonaba  “Stairway To Heaven” de los Zeppelin.

     Me acerqué entonces al rectángulo rebosante de luz. Mi curiosidad y expectación aumentaban por segundos. Despacio, separé el visillo de gasa gris plata y mi vista se perdió en un horizonte delimitado por las copas de una gran arboleda y más cerca, entre un continuado ronroneo de palomas, un amplio espacio con el pavimento de gravilla lavada y un cartel en el patio interior que decía: “Manicomio Provincial”.


Comentarios

  1. jajaaj qué sorpresa te habrás llevado, pero, convengamos que aquel manicomio, salvo por el cartel, no habrá diferido demasiado del otro manicomio mucho más amplio y generalizado que se extendía más allá de aquel nosocomio al que llamamos "sociedad",
    =)

    ResponderEliminar
  2. Desde luego... !jo! con lo bien que uno se va instalando en la habitación, con lo bien que uno se va sintiendo en su intimidad, en esa libertad y !zas! zapatazo final. Aunque parece que el protagonista casi, casi, no le importaba el cartel.
    Feliz domingo.
    Besos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario