Arusha, una imagen para el recuerdo.



Mi alma no es una estación, sólo un apeadero donde las hierbas y rastrojos crecen hasta esconder esas dos líneas de hierro que nunca llegan a juntarse.
Pero a veces, la vida te regala tiempo, el justo para ir, vivir y volver a contarlo.
Y somos lo que somos, los olores y las imágenes que obtuvimos en el camino y que se perpetúan en nuestro recuerdo. Una segunda juventud, que, al igual que la primera, exige exaltaciones que se acomodan y estallan en esta nueva etapa tan parecida a una virginidad repentinamente rota.   ¿Habrá trampa en todo esto? Sé que algunos se resisten ferozmente a esta experiencia, pero curiosamente, a veces, la emoción te estalla en plena cara, iluminando ese apeadero en donde últimamente ni los mercancías se paran.

   
Arusha, Mayo 2012

Comentarios

  1. ¡Qué bien escribes! y cómo disfruto leyéndote sobre todo cuando lo que dices lo he sentido.
    Un beso.

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  2. Muchas juventudes, o una sola.... eterna aptitud y actitud con que se vive.
    Bellas palabras que la emoción inspira.
    Bueno vivirlo, para poderlo escribir.

    Besos

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  3. Siempre digo que las arrugas son inversamente proporcionales a la juventud interior...

    Un besito y tu café.

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