In Memoriam. Miguel Hernández

El mar que soñé. (*) El mar no cabe en mis ojos. Envidio a los animales que miran y ven todo lo que les rodea . Como los caballos. Como mis cabras. No quiero perderme nada. P rimero, intenso a la derecha, luego, profundo al frente y a continuación, vital a la izquierda. Agua hasta donde alcanza la vista. Vista hasta donde alcanza la vida. Vida hasta donde alcanza la imaginación. E sta primera vez, es mi primera para esos azules, esos verdes, esos grises, esos violetas, incluso esos blancos y negros. Me vuelvo y beso a Josefina. Ella es como el mar, luminosa, cristalina y del color de todos los azules. Musa. Amiga. Amante. Madre. Mañana, junto a ella, de nuevo volveré a los pastos, a la yerba y a la leche y a la nana de la cebolla, que no es nana de comer. Con el mar a mis espaldas, lejos quedará esta ligera brisa que acaricia mi cara. Viento del pueblo. En mi recuerdo siempre el mar. Paralelo. Convergente. Divergente. De olas, intermin...