Cuentos de andar por casa: Después de esto... la felicidad



Después de esto... la felicidad

De nuevo en este ordenador. 
Una vez quitado el polvo, blanqueadas las teclas y eliminados miles de Spam, empieza una nueva época. 
No ha sido un buen invierno: largo, inquietante, incómodo, austero y con ausencias, menos mal que ha llegado mi nieto y lo ha puesto todo en su sitio, bueno, mejor dicho todo fuera de su sitio.
Las caras agrias y lechosas se volvieron dulces y sonrosadas, la mirada, que extraviada no encontraba el mar, se llenó de azules y verdes, los músculos entumecidos y vagos recuperaron la elasticidad al agacharse y volverse a agachar, la ropa seria e impoluta se llenó de alegres manchas de oscuro chocolate y rojo piruleta, las visitas a los vecinos, hasta el momento marginados, se multiplicaron, y conocimos al gatito marrón (que era gris), al perro grannnnnnde y a las gaviotas que se comían las galletas y alguna que otra paloma. Dejó de sonar Puccini, y el aire se lleno de Brujitos de Gulugús, Epis y Blases y el Don Diablo de Parchís. 
En mi cabeza todavía resuenan tal cual auras esparcidas frases que me persiguen como estas: «yayo, una "mazzz"» o «la "úrrrtima", yayo» y así una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez...   ¿O quizás todo es un sueño?



Comentarios

  1. Soñar tannnn lindo, es un regalo. Un abrazo amigo

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  2. Que lindo ese Yayo que se le cae la baba con el nieto ..son la alegría personificada ..
    un abrazo !!

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