Este jueves, relato: Sírvase usted mismo.
"La verborrágica incontinencia de los necios".
Soy un necio. ¡Sí, un necio! Uno de esos que aparentan,
retóricos y trascendentes, que su verborrea sienta cátedra. Que presumen
sacando pecho, que no cabeza, al tiempo que esconden la barriga para ocultar
esos tres kilos (en realidad son seis), que tanto le avergüenzan. Ese que
se peina volcando su insuficiente melena hacia un lado para vestir una
irremediable y fatal calvicie, sin asumir que es la que hay y no hay otra.
Sí, soy un
necio. Lo digo yo, que me conozco como nadie. Soy un dibujo a lápiz que corrijo
sobre la marcha, con más voluntad que solvencia. Que cuando vienen mal dadas y depende
sólo de mí, me abandono en la más absoluta soledad llorando a moco tendido. Que empiezo el periódico por el final, leyendo sólo los grandes titulares,
presumiendo de haberlo leído en su totalidad.
Sí, soy el necio que para escribir un
relato, a falta de conocimientos e imaginación, pone la mesa patas para arriba
de libros de consulta. Abre páginas y páginas de Google y resume en escritos
que luego con un total descaro firma como suyos.
Escondo
tanta necedad, porque no quiero que sepas nada de ese otro yo que malvive, trasteando, dentro de este doble pellejo, que ya empieza a descolgarse por viejo
y por pellejo. Mejor
hacer el amor y no la guerra. Tomarse un café negro, de esos de conducir, que
despiertan los sentidos, abren los poros de la piel y me hacen parecer tan irresistible como tú esperas.
O acaso, no sé que soy
ese al que la vida le ha premiado, sin merecerlo, con un irrepetible presente envuelto en lazos de seda, y multiplicado, que no dividido, por tantas
emociones como miradas tiene esta maravillosa mujer de nombre Violeta, y
apellidos de todos los colores del Arco Iris.
Sí, soy un necio, pero te quiero.
Ooooo que final más entrañable. Los necios también tenemos derecho a la vida.
ResponderEliminarUn saludo.
Si al final siempre hay algo positivo dentro de lo malo. Reconocerse necio ya es un paso y reconocerse un corazoncito, perfecto.
ResponderEliminarUn beso enorme :-)
Pero qué maravilla de relato, Alfredo!...me ha encantado ese estilo tan abierto y despojado a la hora de hacer balance de sus propios sentimientos y debilidades. Una autocrítica apasionada que remata con un broche indubitable de honestidad reconociendo el valor enorme de lo que tiene y atesora! Brillante!
ResponderEliminarMuchas gracias por sumarte. Un fuerte abrazo
Me parece que necio no sos.
ResponderEliminarSaludos.
Una declaración de amor, muy bonita y orginal. Y en toda regla. Pero lo de necio nada. Solo utilizas la frase y la palabra porque la pide nuestra amiga Géminis.
ResponderEliminarEres un escritor pura cepa.Genial!!
Muy bonito final. Muchos tenemos algo de necios; pero intentamos disimular en nuestro disfraz diario.
ResponderEliminarUn abrazo
El amor siempre lo perdona todo.
ResponderEliminarEl final es muy bonito... y es que todos tenemos un lado bueno por muy necio que se sea y reconocerlo creo que es un punto a favor... peor es serlo y no reconocerlo...
ResponderEliminarBesines...
Quiéreme como soy.
ResponderEliminarMe gustó.
Cuatro abrazos, amigo.
No se me ocurre otra cosa, después de leerte, que colgar este slogan en mi balcon: PONGA UN NECIO EN SU VIDA.
ResponderEliminarMagnífico. Alfredo.
Eres un necio fantástico, te reconoces necio por todas aquellas debilidades que muchos tenemos pero no reconocemos, y el amor, el amor lo borra todo. Magnifico escrito, besos.
ResponderEliminarMe encantó Alfredo... ¿qué gran amor no es un poco necio?
ResponderEliminarUn beso.
Creo que alguien debe escribir una carta al google y decirle que corrijan del vocabulario la palabra necio...y en vez de definirlo como un ser ignorante e imprudente colocar: Sinonimo de Alfredo..el que ama en colores....Besos...preciosa entrada
ResponderEliminarEn realidad los hombres sin cabello son altamente atractivos, has modificado la definición de necio, sin duda
ResponderEliminarMe gusta tu relato y ese final ...
Mi beso Alfredo
Me encanta tu relato, a veces me he visto reflejado, !! qué horror!! Un abrazo Alfredo
ResponderEliminarTodos tenemos algo de "necios" de este estilo. Tal vez creamos en nuestra necedad que el otro nos vea como nosotros queremos, pero no. Tal vez nos vean como somos y no digan nada, y nos amen igual.
ResponderEliminarUn relato fantástico, que me ha llegado al alma!
Un abrazo.
Todos somos un poco necios....yo también leo el periódico empezando por el final y leyendo solo los titulares je, je. Me parece una declaración muy sincera y después de todo eso es lo importante, reconocer los errores y agradecer a la vida lo que se tiene.
ResponderEliminarUn beso
Desconozco si escribes de tí mismo, pero si es así, eres poco justo con mi amigo Alfredo, ese a quien aprecio y admiro y que de necio nada tiene. Creo que todos jugamos muy diferentes roles que vienen marcados por el ambiente que nos rodea. Intentamos mostrar la mejor imagen de nosotros mismos, pero al final nuestra auténtica personalidad trasciende nuestras intenciones y acaba reflejando como somos en realidad. Tambien como al protagonista de tu relato, el amor me redime de mi necedad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.