Este jueves, relato. La Petite Mort
"Une autre petite mort"
Le golpeó de repente, era una lluviosa mañana de Domingo.
Pensaba que todo era una misma vida. Sin embargo, cuando esa parte de su alma se desprendió del resto, se sintió mutilado. Algo se le había descolgado y no obstante, seguía caminando.
En su corazón el trozo más grande que le quedaba continuó latiendo, a pesar de no entenderlo pidió explicaciones:
-no importa- le contestaron desde la otra parte de su mente.
Incompleto siguió su camino, pensando que en cualquier momento su descompensación le daría de bruces en el suelo. Estaba falto de equilibrio, sorprendido por la ausencia de entendimiento y por un futuro al que se le acababan de extraviar algunos objetivos vitales.
Pensó que cuando la duda se aloja en el fondo de la barrica, poso y dudas saben amargos, saben a desconcierto, y en los primeros pasos las emociones se tambalean inseguras. Falta la referencia, el norte, y el castillo se pixela hasta derrumbarse a pedacitos.
Su parte sana, -la que todavía le quedaba- siguió bombeando oxígeno, hasta recuperar la verticalidad. Anduvo unos metros más y avanzó hacia un horizonte borroso –no tenía otro-
Nunca un desencanto amoroso, había seccionado tanto una vida. Esta vez no había sido la perdida del estado de conciencia post-orgásmica. Esta vez era un apéndice vital que dejó una larga sombra de mariposas muertas. Todas ellas con el color rojo pálido de la petite mort.
Primer dolor o el último.En cuál se morirá más? Estrenar una decepción antes de que la ilusión cristalice será más irreparable que el dolor de conocer las sombras de esas mariposas muertas?
ResponderEliminarTus letras hoy teñidas de ese suave rojo son una conjunción de sensaciones tanto por la muerte, que nunca es pequeña ni el rojo,nunca suave.
( a ponerse bien vertical, que el sábado toca el papel de maestro de ceremonias...ja!)
Las pequeñás muertes que nos trae el amor, siempre dolorosas, siempre rojas...Menos mal que el corazón siempre se recupera. Tu relato es hermoso, cada palabra que escribiste llega directo al alma.
ResponderEliminarMe encantó leerte.
Un beso.
Que razón tienes y que forma más curiosa de expresarlo. De repente algo desgaja y ya nada vuelve a ser lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuando cuerpo y espíritu no van juntos, sin duda se vive una pequeña muerte, no haciendo lo que se siente, no sintiendo lo que nos hacen hacer.
ResponderEliminarMuy triste.
un abrazo y suerte en el encuentro!
Perdió el rumbo, perdió sentido, orientación, perdió en las sombras el aleteo de las mariposas, todas muertas de "pequeña muerte" consumidas.
ResponderEliminarTe has superado Alfredo, en tus palabras me desoriento, me diluyo, me desespero teñida de rojo.
Espero no perderme este sábado, tú conduces, seguro que no me pierdo.
Petons por adelantado.
Ufff potente y exquisito este sorbo con el cual nos has convidado.
ResponderEliminarQue decir cuando las piezas del puzzle calzan perfectamente?
Nada,en todo caso gratitud.
Abrazo cordial
La muerte con mayúsculas, la última y definitiva, sólo es el final de una sucesión de pequeñas muertes que nos encaminan hacia ella. A veces, en esa sucesión, algún hito es especialmente lacerante, especialmente cruel, especialmente paralizante y el resto del camino se torna renqueante, porque, como tú dices, el fragmento arrancado es considerablemente grande.
ResponderEliminarMe ha gustado enormemente tu enfoque sobre esas otras pequeñas muertes nada placenteras.
Un abrazo.
Me gusta el relato, pero me encantan las formas. Has creado unas metaforas estupendas para describir esa pequeña muerte.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta pronto.
Las heridas del corazón, esas a las que ponemos "tiritas"... Aunque si, creo que de alguna manera algo va muriendo dentro de uno mismo...
ResponderEliminarMe gustó tú propuesta has dado un sentido especial al dolor en esta "pequeña muerte"
Un abrazo
Sensaciones muy bien explicadas, la parte que le queda sana quizás pueda recuperarse y volver otra vez a la vida normal asimilar el dolor.
ResponderEliminarUn abrazo
Tras los golpes que nos da la vida seguimos adelante pero como tu dices, mutilados. En cada caída perdemos algo que es irrecuperable pero lo sustituimos y continuamos nuevamente renovados en espera de otra sacudida.
ResponderEliminarUn beso.
sabrosa muerte, capaz de todo. un abrazo.
ResponderEliminarHermosooo ...
ResponderEliminarla verdad y confieso que en cierta forma me senti un poco identificada, me gusto mucho el relato
Triste muerte, sentir que nada tienen sentido si está desmenbrado. Corazón y razón caminando soltados de la mano. Genial Alfredo.
ResponderEliminarUn abrazo.
una pequeña muerte... que has relacionado con la petite morte... pérdida de parte de uno mismo aquí, ¿para no recuperarla nunca? ¿Se pueden llegar a cerrar este tipo de heridas?... ¿Se puede recuperar ese algo que dejamos en el otro o en la relación con el otro?
ResponderEliminarAlgunas metáforas, aAlfredo, son de una belleza deslumbrante : "...un apéndice vital que dejó una larga sombra de mariposas muertas" Preciosa línea.
Un abrazo