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Este jueves relato, "Mas cotas"

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Nunca he tenido mas cotas que las de mis planos. Las primeras, a mano, titubeantes, limitadas en ambos extremos por flechas irregulares que querían ser perfectos isósceles durmiendo al sol. Más tarde las plantillas les dieron una forma bonita, equilibrada y uniforme. Pero sólo eran mas cotas a añadir a los esquemas. Tomaban protagonismo rellenándolas de negro con el riesgo de que destacasen más que el propio dibujo. El placer de disponer de mas cotas vino con la modernidad, con una orden se decidía el grueso de la línea, la forma del triángulo y el color del relleno. Curvadas, rectas o zigzagueantes. Precisas, con decimales, cursivas y en negrita. De un vértice a otro, de un lado al siguiente. Radios, diámetros. En fin, un verdadero placer para la delineación. El tener mas cotas , es una de las mayores satisfacciones de mi vida, te ayudan a conocer las distancias, incluso las tuyas propias. Siempre están cuando las necesitas, sin pedir nada a cambio, sólo con regalarl

Anochecer en Valencia

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El anochecer en Valencia, tiene el color del Flan. Ese amarillo tostado, se refleja en las fachadas a medida que el sol cae y amenaza con esconderse entre las montañas del interior, entre los picos de la Sierra Calderona. Todavía a unos minutos de desaparecer, (hasta mañana) el sol, mancha las nubes con esa parte tostada sedimentada en el fondo de la flanera que descubre sus sabores concentrados. Dorados que dejan constancia de un día luminoso en cúmulos anaranjados que se resisten a oscurecer. Antes, la tarde dio los azules que buscara Sorolla para manchar el blanco de sus lienzos y que juntos, blancos y azules acompañaran en una esplendorosa mañana de playa el paseo de Clotilde y su hija. El anochecer en Valencia, es sólo una excusa para pintar una fiesta de colores vibrantes en un estilo suelto y vigoroso.                      

Este jueves, relato. La Petite Mort

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"Une autre petite mort" Le golpeó de repente, era una lluviosa mañana de Domingo. Pensaba que todo era una misma vida. Sin embargo, cuando esa parte de su alma se desprendió del resto, se sintió mutilado. Algo se le había descolgado y no obstante, seguía caminando. En su corazón el trozo más grande que le quedaba continuó latiendo, a pesar de no entenderlo pidió explicaciones: -no importa- le contestaron desde la otra parte de su mente. Incompleto siguió su camino, pensando que en cualquier momento su descompensación le daría de bruces en el suelo. Estaba falto de equilibrio, sorprendido por la ausencia de entendimiento y por un futuro al que se le acababan de extraviar algunos objetivos vitales. Pensó que cuando la duda se aloja en el fondo de la barrica, poso y dudas saben amargos, saben a desconcierto, y en los primeros pasos las emociones se tambalean inseguras. Falta la referencia, el norte, y el castillo se pixela hasta derrumbarse a pedacitos.

Este jueves, relato. Mitos, Leyendas y Creencias

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                            "Ojos que no ven, corazón que no siente"... Pero ella sentía, y lo sentía multiplicado por dos. Próximos el uno junto al otro. Cada mañana, el despertar de María era un prólogo estimulante, una fiesta para sus sentidos. Juntaba ilusiones. Abría los ojos y entre sombras, disfrutaba como lo hace una niña con su primera muñeca. María no veía, pero había aprendido a mirar y en esa permanente oscuridad, el resto de sus sentidos imaginaban en Technicolor. Un giro suave, un golpe a traición, un bulto que desperezaba. Todo era una amable visión sintiendo como la naturaleza de su cuerpo dibujaba una forma armónica. ¿Cuántos colores existirían que ella no había visto?... ¿y cuántos, los miles que nunca verá? No era lo que sus ojos no veían lo que más le ocupaba, no tenía que indagar, divagar o imaginar. Su luz era de color azabache y el ser que anidaba en su vientre, la recibía como un tesoro por explorar en el fondo de su invidenc

Este jueves, relato. Voces

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Voces y voceros. Abrieron la boca y gritaron, y su grito movilizó. Abrieron la boca y sentenciaron, y su sentencia se perpetuó. Abrieron la boca y escupieron, y su descaro escandalizó. Abrieron la boca y regalaron y su desenfado se convirtió en carcajada. "Por orden del señor Alcalde, se hace saber... que el Ayuntamiento ha decidido conceder derechos a los animales" (Pregonero de Torrecilla del Rebollar, Teruel) “Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar” (Manuel Azaña) “La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte...” (Groucho Marx. Una noche en la ópera) "La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas." (Karl Marx. El Capital) “The answer, my friend, is blowin' in the wind, The answer is blowin' in the wind” (Bob Dylan, La re

Este jueves, relato. Ídolos

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¿Ídolos? No, no quiero adorar a los ídolos ni siquiera copiarlos... ¡Quiero ser uno de ellos!  A mi manera. De minorías. Sin cualidades extraordinarias. Con logros ordinarios. Sin   riquezas desmedidas. Con capacidad para seguir sonrojándome. Sin implantes sociales en los que me diluya hasta la dispersión. Con libertad para avergonzarme cuando la situación lo requiera. ¿Ídolos? No, no quiero engordar en soledades multitudinarias.  Quiero estar acompañado, sentir el afecto en la cercanía y más aún en la distancia. De horarios tempraneros y comidas frugales. Crear para mí y enamorarme de lo que creo y después... regalarlo. ¿Ídolos? No, no quiero competir por una meta y dejarla atrás en la carrera. No al los 1 ni a los Ases ni a los Oro ni a los laureles ni a los Guinness ni a los Nobel. ¿Ídolos? No, no quiero seguir engañándome. Y ahora que nadie me ve... se me cae la baba de admiración por: Pedro Cavadas, Leo Messi, Lluis Llach, Giuseppe Verdi, Pau Gasol, José Lu

FUERZABRUTA

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                            En Marzo de 2008, presencié en el Daryl Roth Theater de New York, un espectáculo que fue una fiesta para los sentidos y que todavía hoy, su recuerdo, me sigue fascinando. Fuerzabruta, es un desafío que te rodea de principio a fin. Fuerzabruta, es hoy, no mañana, ni el futuro, ni la obra que se repite una y otra vez desde el pasado, Fuerzabruta, es ahora. Un fenómeno natural inevitable. El resultado de millones de años que tienen su origen en el fondo del Océano, en el fondo de los vasos, en el caminar por la vereda. Todo lo que sucede en Fuerzabruta es real. Tan real como nosotros. No hay decorados. No hay convenciones teatrales. Todo tiene un rol en la acción. Y nosotros también. No existe en la obra el concepto de significado o representación. Una puerta es una puerta. No significa ni más ni menos que eso. Tampoco el vestuario, las luces, la música ni los gestos. La luz roja es una luz roja o lo que usted quiera. El lenguaje es abstracto, sí

Este Jueves/Sábado... relato. Mi calle

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Mi calle, es estrecha y larga; al menos, así la recuerdo. Aquella calle, de casas de un solo piso, tenía nombre de heroína, y ambas –la calle y la heroína- fueron testigos de mis primeros pasos. Me veo en ella, niño, descubriendo olores, compartiendo juegos, haciendo amigos e inventando enemigos. Frente a mi puerta, las casas se interrumpían y el sol, se colaba por ese hueco iluminando las fachadas que iban del 60 al 68. Ese gran solar -todavía no robado al campo- era cuartel general de lagartijas, perros, gatos y alguna que otra gallina desertada del corral de la señora Amparo. Desde mi habitación, adivinaba el paso de los coches por las luces que se reflejaban deslizándose fugazmente por las paredes y el techo en penumbra; quise coger miles de veces aquella luz, que siempre me sorprendía con ventaja. Calle de panas y boinas, delantales y alpargatas. Y barro, mucho barro que despiadadamente me dejaba la lluvia, para enfado de mi madre. S

La vieja Fe

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Los blogs, son como la bitácora de a bordo en la que cuentas regularmente todo lo acontecido en este barco que es tu vida, y de la que uno es Capitán y Grumete al mismo tiempo. Al menos esa fue la intención inicial. Pero este diario de plasmar en “intimidad” las cotidianeidades más sobresalientes, al final, se convierte en una arbitraria aportación de mensajes, reivindicaciones, informaciones de carácter general, relatos de ficción y algún que otro cuento en el que nos dibujamos de espalda para disimular. Yo, lo he hecho y no sé si entonar el “mea culpa”   o simplemente pasar olímpicamente del tema, no sea, que los compromisos se conviertan en costumbres. Hoy sin embargo, siento la necesidad, o al menos el gusto de contar en este seudo diario particular, una experiencia que me ha dejado totalmente descolocado. Esta tarde he estado en Urgencias, en el Hospital La Fe de Valencia... No, el nuevo   no, el viejo, el de siempre. Ese, en el que acudíamos muy a

Este jueves, relato. No se puede hacer más lento.

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Así, es como lo recordaba él. Con la última bocanada, el cigarrillo quedó herido de muerte. Las volutas de humo, se iluminaban al estrellarse con los rayos de luz que entraban por el único resquicio de aquella pequeña habitación de hotel. Más lento, más lento... se repetía a si mismo, al tiempo que la palma de su mano acariciaba en círculos el erizado pezón de ella. Más lento, más lento... recordaba haber oído, que tenía que mover su cuerpo en tan irrepetible situación. La colilla, muerta al fin, derrumbó su ceniza sobre el cristal de la mesilla de noche. Olvidada, sólo había sido una puesta en escena más, de unos compartidos prolegómenos. Más lento, más lento... su sexo, el de él, apuntaba con timidez iniciando una sutil penetración, de momento más sugerida que real. Más lento, más lento... el de ella, encharcado, se abandonaba a su suerte, en un tiempo que volaba y se llenaba de deseos y placeres. Así, lo recordaba ella. Aquella, que fue la primera vez de

Este jueves, relato. Describir una fotografía.

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Aún no son las dos de la madrugada, y ya empiezo a hablar solo. Hace horas que por aquí no pasa un alma. El silencio me abraza y a veces se transforma en miedo y me atenaza... me pesa la guardia. -¡Alto! ¿Quién va?... Nadie, el viento o algún animal. Ese coche... ¿dónde irá? Algún día me gustaría ir en uno, con mi familia, y conducir hasta el amanecer. Kilómetros devorando la noche y abrir los ojos en cualquier ciudad del norte del país... algún día. Son las cuatro, tengo sueño. Ayer no fue un mal día, Claudia está contenta... creo que me quiere; hoy cuando acabe, le escribiré unas letras. Miro a todos lados con el rabillo del ojo, tengo que estar alerta, como dice el sargento: “anticiparse al enemigo”... pero ¿qué enemigo? Y en cualquier caso, estaría más preparado con un par de cafés entre pecho y espalda. ¡Mira, ya amanece! No recuerdo quien tiene que relevarme, pero a partir de ese momento todo será más fácil. Quiero confundirme con l

Este jueves, relato. "Los ciegos también escriben"

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El doctor le quitó con esmerada delicadeza el vendaje que cubría sus ojos y d espués de una vida entre sombras, Juan conoció la luz. Al regresar al pueblo, quiso ver por primera vez, el árbol en el que un día prometió amor eterno. El corazón garabateado a tientas, lucía claro a pesar de sus peleas con el viento y la lluvia. Lo vio y la obviedad le decepcionó. Con tristeza cerró los ojos. Era mucho más corazón cuando lo adivinaba recorriéndolo con su índice. Mucho más suyo, cuando abrazado a su amada sentía el palpitar de ambos. Desconcertado se preguntó, si aquel milagro había merecido la pena. Mas puntos de "vista" el el gratis de Gus 

Sentado, en la arena de la Bahía.

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(Un viejo libreto y cuatro textos de antesdeayer) Libro 1º         Escucho a Rodolfo (Luciano Pavarotti), mientras suelta la mano de Mimí (Mirella Freni), quien yendo hacia atrás, encuentra una silla sobre la que se deja caer, abatida por la emoción… “¿Chi son? Sono un poeta. Che cosa faccio? Scrivo. E ¿come vivo? Vivo”. (La Bohème. Acto Primero) “Al caer la tarde entramos en Montevideo. No me apunté a la excursión. Achanté la mui y aguanté a bordo, que es lo sano. La chavala se puso de morro y me salió con que ella prefería no comer a perder la oportunidad de ver el Uruguay. La dije que bueno, pero ni intención. Ella porfió y yo acabé diciéndole que yo me visto por los pies y que acá y allá, en mi casa mando yo. Terminamos mal y se largo al camarote sin despedirse. A mí que me registren. El sol tiene ya color de otoño. ¡Qué cosas! Retrasamos los relojes otra media hora. Mañana a la mañana en Buenos Aires. A lo que dicen ya

Este jueves, relato. "Vivir en las nubes"

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En las nubes del Zodíaco Siempre creyó en la interpretación de los signos, o más bien en aquellas particularidades que más le favorecían. Los perseguía y leía con ansiedad. Buscaba similitudes y se engañaba a sí mismo. Se autoconvencía de que aquellas cualidades le pertenecían y apropiándose de ellas construía una personalidad aparente. Modelaba de fuera a dentro, de arriba a bajo y el torso que le salía, quedaba hueco e inconsistente. Capas de barro como mentiras, cogidas con pinzas al vacío. La realidad es que era un signo de tierra y él estaba siempre en las nubes. Su símbolo representaba la lucha por no perderse en lo abstracto y en lo emocional, sin embargo siempre se veía atrapado en sentimentalismos y emociones que nublaban su razón. Escudriñaba su relación con otros signos de sexo opuesto, y se dispersaba en ensoñaciones imposibles, que le alejaban de su realidad más obvia. Le era cómodo y estimulante recrearse en calificativos, que cogidos al vuelo pren

Este jueves, relato. "Sacrificio"

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-¡La madre que te parió! -¿Pues, no te has tirado al tren? -Es inaudito, incomprensible, ¿que razones tan poderosas e insalvables tenías para suicidarte? -A ver, mírame a los ojos y cuéntame, si es que hay algo que contar... -Si, ya se que no puedes, que estás muerto. -Dame una señal, algo que explique lo inexplicable. -No me dirás que ha sido por causa de la crisis... los bancos... tu mujer... el trabajo... o tal vez alguna terrible enfermedad a la que no te has querido enfrentar. -¿Qué dices?... Habla más claro. -Si, ya sé, no me lo repitas que me dan escalofríos, arrimaré mi oído a tu boca... -¿Sacrificio? ¡Joder, no me vengas con esas! -¿Sacrificio dices? ¿Tu crees que ese seguro de vida devolverá la alegría a los tuyos? -A ver, mírame a los ojos y escúchame, si es que puedes escuchar: Has dejado lo peor y te has ido sin lo mejor. Que pena esa hija que no verás casar. Ese nieto con el que nunca jugarás. Ese trabajo que estaba por llegar y que era inv

Lennon... los dibujos secretos de un quinceañero.

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John actuaba esa noche y vio en el jersey amarillo de su compañera de clase de Arte Helen Anderson, la prenda perfecta para salir al escenario.  Le pidió el jersey amarillo brillante, tejido con cordoncillo y ella le propuso cambiarlo por algunos de sus dibujos. John entonces tenía 15 años y estudiaba en la Quarry Bank High School en Liverpool. Estos son algunos de los dibujos que consiguió Helen.                                                                          

Este jueves, relato. "Un lugar en el mundo"

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El lugar que me ha elegido, es un pueblecito de La Mancha. Dos pequeños núcleos de población enlazados por una larga calle que distancia lo suficiente como para que cada uno de ellos crezca con personalidad e iglesia propia. Las Casas de Arriba y las Casas de Abajo, están separadas, (o unidas, según se mire) por la calle Mayor, con una sola línea de casas a ambos lados, que terminó por llamarse las Casillas. Pero todo el pueblo huele igual, sus gentes hablan y visten igual, incluso la mayoría piensa igual. Por sus calles, especialmente las de Casas de Abajo, he pasado meses de verano, perdiéndome casi desnudo entre eras para trillar el trigo y balsas de regadío para refrescar mi desnudez. Es un pueblo de mulas y moscas, las mulas tienen nombre, las moscas no, al menos que yo sepa. He tocado, primero con miedo, luego con fruición el lomo de la roja “Colorada” el morro de la negra “Mora” o las patas de la parda “Lucera” En sus plazas, al anochecer corrí por primera

Este jueves, relato. "Queridas palabras 2"

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Yo inventé el taburete giratorio con pie central. Un diseño genial , elegante, seguro, especialmente práctico. Fue una noche después de un concierto, en la barra del único bar que vimos abierto. (gracias Sabina) Iba por el sexto cubata y mi verticalidad sobre aquel viejo taburete estaba en entredicho. Mi juventud , la había enterrado hacia años entre los pechos de alguna mala mujer y a esta edad, soñar era una excusa para engañar al autor de mis despropósitos, o sea yo. Y así, ausente de mí y vencida la madrugada, escupía divagues pretenciosos como la espuma de un caramelo de jabón. Escaso de reflejos y limitado de movimientos, quise en más de una ocasión interferir en tertulias próximas, dando de bruces en el suelo cada vez que intentaba girar sobre la indisciplina de aquel asiento fijo de terciopelo azul . Al parecer, la inspiración es compatible con el sopor ebrio. Cicatriz pasajera de una soberana borrachera y desde el suelo, desafié con descaro al tr