No es una situación alarmante. Tan sólo el resultado de un hecho progresista por el que debemos sentirnos orgullosos. Nos hemos manifestado, hemos caminado codo con codo ondeando banderas de libertad, reivindicando en voz alta exigencias a las que tenemos derecho, elevando al cielo carteles con manos blancas más elocuentes que nuestros propios gritos. Hemos compartido pancartas con lemas concisos, contundentes y fáciles de entender, todos juntos al paso. La marcha a veces pausada, ha conectado las miradas de activistas soñadores con las de testigos indiferentes. Ojos, que terminan siendo cómplices de elocuentes expectativas. La evolución, el avance y la denuncia, han enraizado con las conciencias más receptivas. Las raíces de la base, ya hace tiempo que huelen a tierra húmeda y fértil. Ahora después del reposo, sólo cabe esperar la consumación de un deseo, uno de los muchos exigidos y depositados en este contenedor de deseos por manufacturar que es el Planeta. El fut